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Búsqueda en Vida: recorrer el país para dar con pistas de sus familiares

Familias de distintos estados recorren Coahuila en la Búsqueda Nacional en Vida, con la esperanza de hallar pistas sobre sus seres queridos desaparecidos.

El colectivo Búsqueda Nacional en Vida por Nuestros Desaparecidos escogió como su destino Coahuila durante este 2025. Desde el primero de septiembre decenas de familias buscadoras han recorrido municipios de este estado.

Hasta el 8 de septiembre habían visitado tres centros penitenciarios, seis anexos y un hospital psiquiátrico que arrojaron 65 posibles positivos, es decir, nuevas pistas o indicios del paradero de sus seres queridos ausentes.

Sin embargo, más allá de las cifras hay historias de familias que dejaron todo para buscar a lo largo del país.

“Pedimos a la ciudadanía que nos apoye y se unan”

Cándido de la Cruz Hernández busca desde hace 18 años a su hijo Gustavo Alberto de la Cruz Hernández y es la primera vez que acude a Coahuila con la esperanza de encontrar alguna pista de su paradero.

Fue el 21 de marzo de 2007 cuando Gustavo desapareció. Se supo de él por última vez cuando salió de clases de la Escuela Secundaria General Número 1 en Pachuca, Hidalgo.

“Tenemos 18 años buscándolo sin encontrar nada, parece que se lo tragó la tierra. Mi esposa y yo hemos estado en todos los estados sin saber nada”, comparte su padre.
Colectivos de búsqueda visitan penales y anexos en Coahuila para encontrar a sus seres queridos.
Candido de la Cruz Hernández. l Luis López

Cruz Hernández dice que ante la falta de atención por la desaparición de su hijo interpusieron la denuncia en la capital del país ante la Fiscalía General de la República sin resultados, pero en el camino supo de las búsquedas en diferentes estados que las familias realizan de manera periódica.

“Hemos estado en varios estados buscándolo. Nosotros no buscamos a uno, buscamos a todos. Y cuando encontramos a alguien es una alegría porque lo regresamos a su casa ya sea con vida o en otro estado”.

En esta ocasión está en Coahuila por la Búsqueda Nacional en Vida por Nuestros Desaparecidos y afirma que con este tipo de acciones en anexos o penales tiene esperanza de encontrarlo por la experiencia con otros compañeros y compañeras buscadoras.

“Hemos encontrado a muchas personas, a lo mejor no como esperábamos encontrarlos pero también hemos dado alegría a algunos compañeros. Pedimos a la ciudadanía que nos apoye y se unan a nosotros, en caso de que lleguen a saber algo nos lo hagan saber”.

Sin embargo, refiere estar consciente de que también podría encontrarlo de la forma que no espera.

“En Hidalgo se queda mi esposa, ella viene llegando de Sonora y cuidamos entre los dos a unos nietos que tenemos. Nos vamos turnando para salir. La esperanza es encontrarlo con vida, pero estamos preparados para cualquier cosa que pueda pasar”.

Gustavo cumplió 31 años el 31 de agosto y en lugar de estar en casa para celebrar, su padre lo busca y fue cuando justamente las labores de búsqueda en Coahuila comenzaron.

Colectivos de búsqueda visitan penales y anexos en Coahuila para encontrar a sus seres queridos.
Decenas de familias buscadoras han recorrido municipios de este estado.(Verónica Rivera)

“Cada desaparecido es un corazón perdido”

La Búsqueda Nacional en Vida por Nuestros Desaparecidos no solo es visitar penales, centros penitenciarios y psiquiátricos, sino también realizar labores de visibilización y concientización de la población sobre la grave crisis de desapariciones que vive el país.

Lizeth Cardona Martínez busca a su padre Gersaín Cardona Martínez, que desapareció, junto con otras 11 personas, el 21 de marzo de 2009 en Piedras Negras, Coahuila.

“Es la primera vez que participamos en la Búsqueda Nacional en Vida, pero hemos ido a otros estados y fosas clandestinas. En Coahuila asistimos a las exhumaciones masivas entre 2020 y 2022, hemos estado en Guerrero, Baja California y Estado de México”, menciona.

La joven de 31 años tomó la batuta de buscarle en 2016 cuando su madre falleció y por lo que debe viajar desde el Estado de México a este estado entre dos o cuatro veces al mes.

Colectivos de búsqueda visitan penales y anexos en Coahuila para encontrar a sus seres queridos.
Lizeth Cardona Martínez. l Luis López
“Al inicio era mi mamá la buscadora y venía a Coahuila. Vendía cosas y sufrimos, cuando ella falleció en 2016 fue cuando tomamos la batuta y tiempo completo de búsqueda”, dice.

Además de acudir de manera frecuente a este estado para la revisión de expedientes, contribuye en acciones de visibilización de la ausencia de miles de desaparecidos a través de “Acción en Memoria: Corazones Robados” y que en esta edición de la Búsqueda Nacional en Vida.

“El bordado surge por la necesidad de recordar a mi papá de diferentes formas, hay otro proyecto donde se bordan pendones y vimos que necesitábamos algo que no nos hiciera perder la esperanza”, explica.

Lizeth destaca que tejer los corazones con los nombres e imágenes de sus seres queridos representa una forma diferente de concientizar, además de un acto de empatía con otras personas que buscan a sus desaparecidos.

“Ya no son esas fichas frías que nos dan para la difusión y cuando nos ponemos en el espacio público las personas se acercan, las miran y quedan más impactados con el tema”.

La hija buscadora expone que cada mes buscan hacer una labor de bordado en la Ciudad de México y en el caso de Coahuila ya hicieron acciones en municipios como Saltillo, Monclova y Piedras Negras.

Colectivos de búsqueda visitan penales y anexos en Coahuila para encontrar a sus seres queridos.
Las familias buscadoras realizan labores de visibilización y concientización. (Verónica Rivera)

“Aquí es donde puedo gritar el nombre de mi hijo y enseñar su foto”

San Juana Rodríguez Agüero tiene 9 familiares ausentes. Ella es de Piedras Negras y la mayoría de sus seres queridos fueron desaparecidos en Nuevo Laredo, Tamaulipas.

Colectivos de búsqueda visitan penales y anexos en Coahuila para encontrar a sus seres queridos.
San Juana Rodríguez Agüero. l Luis López

Desde el 2015 supo lo que era la ausencia de un familiar, pero la resintió más desde que en 2017 le tocó a su hijo Jaime Eduardo Vega Rodríguez. El joven de entonces 27 años de edad iba a Nuevo Laredo, pero en el trayecto lo bajaron del transporte en que iba y se lo llevaron.

“Lo que sé es que desapareció en trayecto, él iba con su familia de Piedras Negras a Nuevo Laredo y mi nuera dice que el chofer se desvió para una brecha donde estaba una camioneta con placas de Nuevo León, los bajaron y se los llevaron”, narra.

San Juana se unió al colectivo Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en Piedras Negras y desde entonces comenzó a asistir a búsquedas en vida y en fosas clandestinas con la esperanza de encontrar a Jaime Eduardo.

“Para mí fue sorprendente porque no sabía que había desaparecidos, ahora ya sé que en Piedras Negras desde el 2004 ha habido muchas desapariciones, que pasó lo de Allende y lo del Penal de Piedras Negras”, expresa.

La madre buscadora ha estado en Michoacán, Guanajuato, Guadalajara, Guerrero y Durango para participar en búsquedas en vida, sin que hasta el momento sepa algo de su hijo; sin embargo, considera que este tipo de jornadas permiten que como familias trabajen en equipo y puedan expresar lo que sienten, además de que hay esperanza de encontrar a alguno.

“Tenemos que seguir buscando porque siempre hay una esperanza, en Piedras Negras hemos encontrado personas vivas y muertas. Es muy dolorosa esta búsqueda porque no debería uno buscar”.

San Juana cuenta que lo más difícil durante estos años ha sido cómo la desaparición de su hijo también afectó a su familia, pues no todos tenían interés en apoyar en la búsqueda.

“Lo que me deja es el aprendizaje y el cambio que haces en tu vida porque tienes que dejar a quienes tienes en tu casa para buscar”.

Desafortunadamente, comparte que a una de sus hijas también le tocó vivir la desaparición de su hijo. Por eso, desde el 6 de marzo de 2025 buscan también a su nieto Edgar Eliud Pérez Vega, de 22 años de edad y estudiante universitario en Nuevo Laredo. “A mi hijo se lo llevaron de Veracruz, pero no sé dónde pudo terminar

Colectivos de búsqueda visitan penales y anexos en Coahuila para encontrar a sus seres queridos.
No es fácil entrar a centros penitenciarios o anexos. (Verónica Rivera)

Rufina Abaroa Rodríguez busca a su hijo Alfredo Hernández Abaroa desde el 26 de agosto de 2016. Lo hace en diferentes estados porque la única certeza que hay es dónde desapareció, pero no dónde puede estar.

“Se llevaron a mi hijo del estado de Veracruz, pero no sé si ahí quedó o se lo llevaron a otro estado. He ido a Guerrero, Michoacán, Hidalgo, Monterrey, Tijuana y ahorita aquí”, dice.

Su hijo tenía 42 años cuando desapareció, trabajaba en el traslado de automóviles y radicaba en la Ciudad de México. Sin embargo, un día, al volver de su trabajo junto con otras cuatro personas, entre los municipios de Córdoba y Orizaba, ya no se supo nada de él y fue encontrada nada más la camioneta en la que viajaban.

Colectivos de búsqueda visitan penales y anexos en Coahuila para encontrar a sus seres queridos.
Rufina Abaroa Rodríguez. l Luis López

Rufina se unió a la Búsqueda Nacional en Vida por Nuestros Desaparecidos en 2017 y destaca que ha habido resultados para algunos compañeros y compañeras buscadores.

“Yo en el 2017 me uní a este grupo y hemos encontrado de polo a polo personas tanto en vida como fallecidas”.

Expresa que no es fácil entrar a centros penitenciarios o anexos, pero que a la vez es algo que les motiva por las experiencias de años anteriores.

“Hemos encontrado tanto en Ceresos como en centros de rehabilitación con vida y esto nos motiva porque en los restos no aparecen los nuestros”.

Para asistir a la Búsqueda Nacional en Vida en Torreón, Rufina tuvo que ahorrar y hacer actividades recaudatorias durante tres meses.

“Dependiendo de la distancia que tenga que viajar es el gasto, mínimo me preparo con unos 5 mil o 7 mil pesos. No es barato, pero tengo que prepararme porque no quiero quedarme en el camino”.

La madre buscadora considera que todavía falta mucho para que la sociedad comprenda la severidad de las desapariciones e hizo un llamado a erradicar las ideas que autoridades indolentes tratan de imponer cuando alguien desaparece.

“La gente observa, pero no se anima a sumarse a nuestro dolor. La gente sigue diciendo que en algo andaban, pero nosotros como padres sabemos lo que teníamos y mi hijo desapareció trabajando no parrandeando”, añade.

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Luis Alberto López
  • Luis Alberto López
  • Reportero lagunero con más de 15 años de experiencia. Labora en MILENIO desde 2011, además fue becario Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte y de la Séptima Generación de la Red LATAM de Jóvenes Periodistas. Ganador en dos ocasiones del Premio de Periodismo Cultural de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC) en la categoría de reportaje.
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