El fallido intento de suicido de una oficinista atrapada en la rutina, es la anécdota que desata la historia de Todo está bien, un montaje hilarante que regresa por una corta temporada, ahora al escenario del Centro Cultural Helénico.
La actriz Mahalat Sánchez, quien encabeza el reparto, platicó con MILENIO sobre esta puesta en escena que te dice: “si vas a colapsar, ¡hazlo riendo!”
“Estamos muy contentos por volver, ahora al Teatro Helénico, y darle continuidad al montaje, aunque sea en un momento de cierta precariedad —aseguró Malahat—. El texto es un premio de dramaturgia, escrito por la dramaturga Alejandra Reyes, quien también forma parte del elenco”.

La historia toca un tema muy serio, no obstante, la propuesta es una comedia que dura poco más de 90 minutos. “El teatro también es un espacio para burlarnos de nuestra condición humana —continuó la actriz—. Así que, en la obra, se retrata el universo de los oficinistas, del ‘godinato’, y se muestra la forma en la que, poco a poco, nos vamos deshumanizando y caemos en ciertos vicios característicos de los autómatas, con una vida rutinaria que nos hace perder nuestra propia capacidad de asombro”, explicó.
El mensaje de la obra es no perder la empatía con el mundo que nos rodea. “Mi personaje se llama Robles, es la jefa encargada del departamento y tiene que cumplir ciertos protocolos, hasta que hay un imprevisto y, en lugar de portarse humana ante un suceso, quiere seguir el protocolo sin importar lo demás”, expresó.

Sánchez compartió que su personaje la hizo reflexionar sobre lo que algunas personas están dispuestas a perder mientras persiguen ciertos objetivos. “Como actriz, es muy interesante este trabajo, porque vengo de obras mucho más tensas, con otro tipo de temáticas. Todo está bien me gusta porque obliga al actor a manejar el sentido del humor y eso no lo logra cualquiera; se necesita tener timing y una chispa especial, además de otros retos, como trabajar en conjunto y no perder el buen humor ni la profundidad”, detalló.
Y aunque tocan temas delicados como la depresión y el suicidio, la actriz ha descubierto cómo abordarlos sin caer en la mofa.

“Se toca también el tema de la presión colectiva, de los momentos difíciles que pasamos como sociedad. Creo que el teatro sigue siendo ese alimento para el alma y, al ver estos temas, nos sentimos menos solos como espectadores, porque puedes reírte un poquito, ver el lado reflexivo y te caen algunos veintes. Decía un maestro que el teatro no salva al mundo, pero lo alimenta”, compartió.
Para crear el personaje de Robles, Malahat se inspiró en la gente con la que se cruza todos los días. “Me gusta mucho observar a las personas y a mí misma, como punto de partida, con mis propias negligencias y mi rigidez. Me funciona y guía usar el vestuario, trato de buscar físicamente qué tiene el personaje y en esta obra tengo un trabajo vocal muy particular”, agregó.
CST