La mexicana Fátima Bosch enfrenta una nueva polémica en su camino con la demanda del empresario tailandés Nawat Itsaragrisil, pero ¿Qué penas y multas podría tener?
La demanda penal por difamación interpuesta en Tailandia por Nawat Itsaragrisil, presidente de Miss Universo Tailandia, contra la recién coronada Miss Universo 2025, Fátima Bosch, es mucho más que un pleito personal entre figuras de la belleza.
Representa una colisión de narrativas y pone en el foco mediático la estricta ley de difamación penal tailandesa, cuyo uso constante ha sido cuestionado por organizaciones internacionales.
¿Cuáles son las sanciones que podría enfrentar Bosch?
El punto central de la controversia es la difamación penal, un delito que en Tailandia conlleva graves sanciones y que, a diferencia de muchos países occidentales donde la difamación es principalmente un asunto civil, tiene el potencial de llevar a la cárcel.
En caso de que a la tabasqueña le comprueben haber incurrido en dicha falta, entonces ella deberá enfrentar los siguientes castigos:
- Pena de prisión: La ley de difamación penal (Código Penal, Artículo 328, en casos de publicación) establece una pena máxima de 2 años de cárcel. Es crucial destacar que, en Tailandia, esta ley se ha utilizado históricamente para silenciar ciertos temas, como señalan los informes de Amnistía Internacional.
- Daños económicos: La denuncia presentada por Itsaragrisil menciona específicamente una "pérdida de confianza" entre socios comerciales y patrocinadores, que podría llevar a rescisión de contratos y pérdida de ingresos. Aunque esta compensación debe tramitarse mediante un caso civil separado, la mera presentación de la denuncia penal ejerce una inmensa presión, pero podría llegar a pagar como máximo hasta 200 mil baht -es decir 3 millones 658 mil pesos mexicanos-, por publicación difamatoria, o bien, 20 mil baht -365 mil pesos mexicanos- por la difamación simple.
La acción legal emprendida por el empresario podría enmarcarse en la categoría de lo que se conoce como SLAPP: Strategic Lawsuits Against Public Participation, o demandas estratégicas contra la participación pública.
Dichos procesos buscan agotar financiera y emocionalmente al demandado para que retire sus declaraciones, independientemente del mérito final del caso. En este escenario, la Miss Universo, en pleno ejercicio de su reinado, se ve obligada a lidiar con un costoso y complejo caso legal internacional.
El episodio expone las duras dinámicas internas de los concursos de belleza y la 'fragilidad de las coronas' ante las disputas de poder y las estrictas leyes de los países anfitriones.
La batalla de Nawat Itsaragrisil por las palabras "est*pida" y "daño"
La demanda gira en torno a la interpretación de las palabras exactas dichas por Nawat Itsaragrisil a Fátima Bosch durante un altercado viralizado en redes sociales a principios de noviembre.
La Miss Universo afirma que el empresario la llamó "est*pida", señalando un presunto maltrato. Otras concursantes y presentes, como la ex Miss Universo danesa, abandonaron la sala en un acto de solidaridad.
Mientras que el comunicado oficial de la organización de Miss Universo Tailandia negó categóricamente el insulto, asegurando que la palabra utilizada fue "daño" en el contexto de que su falta de cooperación causaría un perjuicio a la organización o a su director nacional.
El empresario argumenta que las declaraciones públicas de Bosch, donde tergiversa el incidente, son difamatorias y han dañado su imagen. La demanda fue presentada apenas unos días después del altercado, pero apenas se hizo público.
Este escándalo legal desvía la atención del triunfo de Fátima Bosch y la proyecta como una figura de controversia. El debate público se polariza entre quienes apoyan a Bosch por "romper el molde" y no ser "una Barbie que no hablara", y quienes acusan a la mexicana de dañar la reputación del empresario.
La decisión de Nawat Itsaragrisil de proceder con una denuncia penal tan severa sugiere un mensaje contundente: no se tolerará la crítica que afecte su negocio y reputación.
La "batalla legal" se ha convertido ahora en una lucha en las redes sociales y los medios internacionales, poniendo a prueba los límites de la libertad de expresión de las figuras públicas en el marco de la legislación asiática.
KVS