Pasan los años y el cantante Lupillo Rivera no abandona el recuerdo de su hermana, Jenni Rivera, fallecida en un accidente aéreo y a quien evoca en varias páginas de su libro autobiográfico, Tragos amargos.
En la presentación de la obra en México, el artista de 53 años platicó con la periodista María Luisa Valdés Doria sobre diversos aspectos personales y laborales, destacando la revelación de que estuvo a punto de subir al avión donde falleció Jenni el 9 de diciembre del 2012.
¿Cómo recibió la noticia de la muerte de Jenni Rivera?
En la charla con Valdés Doria, Lupillo primero contó del momento en que se enteró de la muerte de su hermana: "Andábamos celebrando el nocaut de Juan Manuel Márquez a Pacquiao".
En ese entonces su esposa era Mayeli Alonso, pero por una complicación familiar no lo acompañó: "Todo mundo sabía que andaba conmigo a todos lados y ese día le tocó quedarse en casa porque a uno de los niños le tocó gripa; el caso es que no pudo ir y me fui a chambear".
Al recibir la noticia de accidente de Jenni, tuvo que sostenerse por sí mismo: "Me tocó solo aguantar todo y frío; tenía que mirar las cosas frío y seguir adelante acomodando todo".
Así fue la relación de Lupillo con su hermana
En los últimos años de 'La Diva de la Banda', Lupillo y ella tuvieron un distanciamiento "por el mismo trabajo".
Solo se veían cuando coincidían de manera fortuita en sus respectivas fechas musicales: "Tristemente me encontraba a mi hermana en las líneas de migración o en un hotel que me decían 'Su hermana anda quedándose aquí también'".
A pesar de que "empezamos a mirarnos menos", se mantuvieron en contacto a distancia: "A veces tomaba de más y le marcaba con puras payasadas para hacerla reír".
"Una relación muy hermosa, una relación muy bonita", resumió el integrante de la dinastía Rivera.
Estuvo a punto de subir al fatídico avión
Entonces, el músico confesó que casi es otro de los pasajeros del avión donde Jenni murió en 2012: "Nosotros le habíamos pedido a mi mánager de no trabajar el sábado porque quería ir a Monterrey a llevarle una rosas porque había vendido la Arena en horas, se merecía un ramote de flores".
El plan no se logró porque le salió un concierto en Estados Unidos: "Y mi mánager 'Acabamos de cerrar el sábado ahí en el Norte de Carolina, Lupe'. Entonces no y así me tocó".
Pensar en esta situación hizo reflexionar a Lupillo: "Las cosas de Dios son perfectas y no hay como discutirlas con él".
hc
