Diane Keaton dejó un legado imborrable con su talento, carisma y estilo único. Conocida por papeles memorables en El Padrino y Manhattan, Keaton falleció a los 79 años en California, según un reporte exclusivo de PEOPLE.
Keaton no siempre fue la actriz consagrada que conocemos hoy. Antes de ganar un Oscar por
Annie Hall, comenzó su carrera en el mundo del entretenimiento dando pequeños pasos que la llevarían a convertirse en
una de las figuras más influyentes de Hollywood.


Una joven Diane Keaton: Estilo y carisma únicos
De joven, Diane Keaton ya destacaba por su apariencia distintiva y su personalidad magnética. Nacida como Diane Hall el 5 de enero de 1946 en Los Ángeles, California, tenía un rostro expresivo con ojos grandes y una sonrisa cálida que transmitía vulnerabilidad y fuerza al mismo tiempo.
Su cabello castaño, a menudo despeinado o recogido en estilos desenfadados, y su preferencia por ropa de inspiración masculina: camisas amplias, chalecos y sombreros, la convirtieron en un ícono de estilo incluso antes de ser famosa.
Fotos de la época muestran a una joven Diane con un aire bohemio, relajado y natural, que más tarde definiría la estética de Annie Hall. Keaton creció en un entorno de clase media, hija de Dorothy Deanne Keaton, ama de casa y fotógrafa amateur, y Jack Newton Hall, ingeniero civil.
Desde pequeña mostró interés por las artes, participando en obras escolares y soñando con ser actriz. Su look juvenil, con un toque andrógino y una elegancia despreocupada, la diferenciaba de las estrellas de Hollywood de la época, que solían apostar por el glamour tradicional.
Esta autenticidad la llevó a destacar tanto en el teatro como en el cine, marcando el comienzo de una carrera legendaria.
Sus inicios en el mundo del espectáculo
Antes de conquistar la gran pantalla, Diane Keaton se forjó en los escenarios teatrales. Tras estudiar actuación en el Neighborhood Playhouse de Nueva York, debutó en Broadway como suplente en el musical Hair (1968), una producción revolucionaria que capturaba el espíritu contracultural de la época.
Aunque no cantaba ni bailaba en el escenario, esta experiencia le dio confianza y exposición. Su gran oportunidad llegó con Play It Again, Sam (1969), una comedia de Woody Allen donde interpretó a Linda Christie. Su actuación le valió una nominación al Premio Tony y marcó el inicio de su colaboración con Allen, que sería clave en su carrera.

El salto al cine y El Padrino
El debut cinematográfico de Diane Keaton llegó en 1970 con Lovers and Other Strangers, una comedia romántica donde tuvo un papel secundario. Sin embargo, su vida cambió cuando Francis Ford Coppola la eligió para interpretar a Kay Adams-Corleone en El Padrino (1972).
Keaton, con apenas 26 años, admitió no haber leído el guion completo antes de aceptar el papel: "Creo que lo más amable que alguien ha hecho por mí es haberme elegido para El Padrino. Ni siquiera sabía de qué trataba".
Su interpretación de Kay, la novia y luego esposa de Michael Corleone (Al Pacino), mostró su capacidad para transmitir profundidad emocional, incluso en un papel inicialmente secundario.
El Padrino fue un éxito monumental, y Keaton repitió su rol en El Padrino Parte II (1974), donde su personaje ganó más peso narrativo. Estas películas la catapultaron a la fama, aunque ella seguía viéndose como una outsider:
"Nunca me sentí una estrella. Solo quería actuar".

La colaboración con Woody Allen y el estrellato
Paralelamente a El Padrino, Keaton comenzó a trabajar con Woody Allen en cine, consolidando su estatus como actriz versátil. En 1972 apareció en la adaptación fílmica de Play It Again, Sam, seguida por Sleeper (1973) y Love and Death (1975).
Su gran momento llegó con Annie Hall (1977), una comedia romántica semiautobiográfica donde interpretó a la inolvidable Annie. Su actuación, llena de espontaneidad y encanto, le valió un Oscar a la Mejor Actriz, un Globo de Oro y un BAFTA.
Además, su estilo en la película —sombreros fedora, chalecos y corbatas— inspiró tendencias de moda que siguen vigentes.Keaton describió su experiencia con Allen como transformadora:
"Woody me dio la libertad de ser yo misma, o una versión más divertida de mí misma".
Esta etapa marcó el inicio de una carrera prolífica que incluyó dramas como Looking for Mr. Goodbar (1977) y Reds (1981), donde recibió otra nominación al Oscar.
