Cuando el mundo pierde a una leyenda como Ozzy Osbourne, no solo se apaga una voz del rock, sino también una luz que marcó la vida de quienes lo conocieron de cerca.
Para Gene Simmons, líder icónico de KISS, esta pérdida trae consigo un cúmulo de recuerdos que van más allá de la música, los escenarios y la fama. Porque, detrás del espectáculo y de la imagen de "Príncipe de las Tinieblas", había un Ozzy genuino, cálido y sencillo, alguien que no necesitaba aparentar para ganarse el respeto y el cariño de todos.
Simmons, con décadas en la industria y habiendo visto de todo, confiesa que fue precisamente esa autenticidad de Ozzy lo que lo marcó más que cualquier riff o concierto legendario.

¿Qué fue lo que más admiró Simmons en Ozzy?
Simmons recordó que Ozzy nunca cambió según quién estuviera frente a él, si era un fan, un músico famoso o cualquier persona común, Ozzy lo trataba con la misma calidez y sin poses.
Esa falta de escudo, de querer impresionar, fue algo que Simmons valoró mucho, pues él mismo suele usar una armadura para mostrarse más fuerte o exitoso.

¿Por qué Simmons considera esa autenticidad una lección?
Porque fue un aprendizaje vivido, con Ozzy, no había necesidad de fingir. Esa actitud mostraba que no hay que aparentar ser quién no eres para gustar o para valer.
Simmons reconoce que muchos en la industria, incluso él, se sienten presionados para sostener una imagen, cuando lo que realmente conecta es ser genuino.

¿Cómo describe Simmons el legado de Ozzy más allá del escenario?
Para Simmons, Ozzy fue un gigante tanto dentro como fuera del escenario. Aunque su persona pública era la de "Príncipe de las Tinieblas", Ozzy se mostraba cariñoso con los fans, amable con los cercanos y sencillo en su trato diario.
Esa mezcla entre espectáculo y humanidad, dice Simmons, es lo que hace que su memoria perdure de forma tan auténtica.

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