Paul Thomas Anderson nunca ha sido un director fácil de clasificar, hacerlo sería un error, y Una batalla tras otra lo confirma. Su nueva película, protagonizada por Leonardo DiCaprio, está cargada de conspiraciones y tensiones que parecen reflejar los titulares de hoy, pero detrás de ese despliegue visual y narrativo. La mezcla de espectáculo, crítica social y emoción personal es la que vuelve tan única su nueva propuesta que, esta semana llega, a las salas de cine del mundo.

Inspirada en Vineland, de Thomas Pynchon, la película muestra a un hombre radical de los años 60. Las secuencias iniciales transcurren en un centro de detención para inmigrantes, evocando imágenes que hoy vemos en las noticias, mientras que una sociedad secreta de supremacistas blancos (los Aventureros de Navidad) refleja los extremos del poder, mostrando que los conflictos del pasado, retratados desde la novela, funcionan como espejo de los problemas del presente.
“Lo que ocurre en la novela es un gran trasfondo para nuestra historia, porque te da posibilidades dramáticas y cómicas”, explicó Anderson en entrevista con MILENIO.
“Sin embargo, lo que más me habló del libro fue la relación entre el padre y la hija —comentó Paul Thomas Anderson —. Es una historia que me resuena como padre, no soy negligente, no paso todo el día fumando marihuana, pero eso no importa, porque siempre puedes sentir que fracasas como padre, siempre sientes que estás tropezando mientras lo haces o que estás improvisando y que nunca lo haces del todo bien. En el libro, eso fue muy identificable para mí. Y la forma en que se volvió personal fue que, en algún momento, dejé de adaptar el libro y comencé a escribir mis propias experiencias”.

Durante años, DiCaprio y Anderson caminaron en paralelo con admiración mutua, sin lograr concretar una colaboración. Anderson lo buscó para protagonizar Boogie Nights a finales de los 90, pero Leo tenía un compromiso con James Cameron (conocemos el resultado en Titanic), es conocido que se arrepintió porque considera esta cinta “una obra maestra”, pero el destino ya les tenía preparado su primer proyecto: “Creo firmemente en los dioses del cine”, dijo Anderson. Y aquí estuvieron, presentando su película en México, actor y cineasta hicieron de su visita algo inolvidable para sus seguidores en este país.
“Hace 25 años estuvimos cerca de trabajar juntos en Boogie Nights y no se dio. Y aunque él estaba muy triste por eso y deseaba haberlo hecho, debo decir que en ese momento yo estaba tan decepcionado como él; conseguí a la persona correcta para el papel en Mark Wahlberg —recordó Anderson—. Eso fue correcto. Esa fue la persona indicada para hacerlo. Y supongo que esta es una forma de decir que tener Una batalla tras otra como nuestra primera película se siente exactamente correcto, se siente muy mágico, como si hubiera estado 25 años gestándose. Y me encanta que así haya empezado nuestra colaboración”.

En esta historia, DiCaprio encontró un registro actoral distinto al que suele explorar: el de un padre vulnerable y protector, pero también caótico. Bob no es un héroe de acción convencional, es un hombre desgastado que comete errores, pero se aferra a la idea de salvar a su hija.
“Y es curioso porque creo que él no es padre todavía —compartió Anderson sobre el proceso creativo que siguió junto al actor para explorar la paternidad—. Leo tiene una versión de ser papá o tío o hermano mayor. Y es tan afectuoso y cuidadoso; de hecho, no sé si eso se sabe sobre su personalidad o no, pero es afectuoso y muy protector”.

Una batalla tras otra, un proyecto más de de Paul Thomas Anderson
Tras proyectos íntimos como Licorice Pizza o incluso la adaptación previa de Inherent Vice, también de Thomas Pychon, Una batalla tras otra marca un salto de escala con un presupuesto mucho mayor (140 mdd), aunque eso no lo aparta de su estilo para contar historias desde lo autoral.
“Conoces el viejo dicho: no importa a dónde vayas, allí estás”, dijo el cineasta con una carcajada, relacionando la frase a la metáfora de “cuando la gente se va de vacaciones y piensa que va a convertirse en otra persona al volver, pero todos sus problemas siguen ahí”, así funciona, de acuerdo con Paul, tener un presupuesto tan grande.
Paul Thomas Anderson y Johnny Greenwood se reencuentran
La acción y la profundidad narrativa se nutren de la parte sonora creada por Johnny Greenwood, con quien Paul ha colaborado en anteriores proyectos.
“Fue un trabajo maravilloso —aseguró Anderson sobre su reencuentro con el guitarrista de Radiohead—. En este punto tenemos mucho material que hemos querido usar durante años. Parte de este material ha existido desde There Will Be Blood, y pudimos reinventarlo o darle un nuevo aire; otra parte es completamente nueva, escrita por él cuando veía los dailies (los primeros cortes de lo que se filma en cada día). Lo más importante es tener algo de música mientras filmamos”.

A lo largo de su carrera, Paul ha explorado un tema ineludible: “La familia aparece todo el tiempo —ya sea elegida como en Boogie Nights o los lazos familiares que explora en Magnolia y Licorice Pizza—. Tenemos que pretender que somos muy impredecibles y misteriosos, y que somos difíciles de entender. Pero creo que solo hacemos eso para tratar de convencernos de que somos más inteligentes de lo que realmente somos. Supongo que la familia es algo que ha sido un tema consistente en las películas, quizá ya sea una preocupación en mi vida, o no; claramente es algo que da grandes posibilidades dramáticas”.
Con Una batalla tras otra, Paul Thomas Anderson vuelve a demostrar que es un director capaz de combinar el espectáculo visual con la introspección. En su mundo, las balas, los choques y las persecuciones no eclipsan lo esencial: los vínculos humanos que siguen siendo el centro de sus batallas, esas que enfrenta cada día incluso sin estar en el set. Y es que, Paul no es un cineasta de rituales, pero sí un ser humano que libra sus batallas diarias, “me despierto, tomo mi café y mi pan tostado, me gustan las cosas de cierta manera. Y una vez que hago esas cosas por la mañana, simplemente voy y abrazo el caos”, confesó Anderson.
jk