Con el desenlace del torneo, el campeonato deja sobre la cancha más que resultados: deja señales. Con un promedio de edad de 25.5 años, la Liga de Expansión MX sigue funcionando como una plataforma de desarrollo y proyección para jóvenes futbolistas, a pesar de que no ofrece ascenso deportivo desde hace cinco años.

Muchos clubes pueden presumir de tener jóvenes promesas, pero el Tapatío es el que más destaca en este rubro. Su plantel mantiene una media de edad por debajo de los 24 años, consolidándose como una de las escuadras con mayor proyección juvenil en la Liga de Expansión MX.
En esa misma línea, los rojiblancos también continúan apostando por el desarrollo juvenil. Zidane Hernández, de apenas 18 años, quien ya tuvo su debut al disputar 12 minutos en un encuentro, mientras busca ganarse un lugar en la plantilla titular.
Otros casos son el de Isaac Martínez y Mario Anaya, ambos de 19 años recientemente promovidos al equipo de Expansión, quien ya empieza a llamar la atención por su talento y proyección dentro del plantel.
Cruzando al otro lado de la ciudad, los Leones Negros no se quedan atrás. Aunque cuentan con el promedio de edad más alto de la liga (26.7 años), el equipo universitario destaca en dos aspectos clave: es, junto con Tapatío y Tepatitlán, uno de los tres clubes que compiten únicamente con jugadores mexicanos, y pese a ser el plantel más veterano, incluye a 11 jóvenes nacionales en sus filas.
Entre ellos sobresale Joel Pérez, quien asistió a Ledesma en el gol clave durante la final y se ha convertido en una de las piezas recurrentes para Alfonso Sosa en los momentos decisivos del torneo, especialmente en la remontada durante las semifinales y la final.
Los Alteños, pese a un torneo lleno de altibajos, encontraron en su juventud un motor clave para competir hasta el final. Uno de los nombres que mejor representa ese impulso es Mario Aguilar, volante defensivo de 22 años, quien desde la banca supo ganarse la confianza del técnico Héctor Real. Con más de 983 minutos disputados, Aguilar se convirtió en pieza recurrente del Tepatitlán, destacando por su capacidad de recuperación: registró 14 balones ganados en cancha rival, cifra que lo colocó como el cuarto mejor en ese rubro en toda la liga.
Al cierre de este torneo, queda la certeza de que el futuro del futbol mexicano se está formando, pero también la pregunta pendiente: ¿cuándo volverán las oportunidades reales para que este talento trascienda?
SRN