Los Juegos Olímpicos son considerados cada vez mejor que los anteriores, ya sea por innovaciones, récords mundiales, infraestructura, entre muchas otras cosas. Sin embargo en Múnich 1972, lo que marcó la competencia fue una tragedia.
Los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 están ligados -históricamente- al martes negro; cuando el terrorismo predominó a diez días de iniciada la justa veraniega.
Durante la madrugada del 5 de septiembre, un grupo terrorista llamado Septiembre Negro se introdujo en la residencia de la delegación israelí y asesinó a dos miembros e hizo rehenes a nueve más.
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LA TRAGEDIA
El grupo terrorista buscaba -mediante la negociación- la liberación de 200 activistas palestinos y se les prometió que serían trasladados al aeródromo de Furstenfeldbruck.
Al llegar al lugar, los secuestradores se dieron cuenta que se trataba de una trampa y se desencadenó una masacre en la que murieron los rehenes, tres de los secuestradores y un policía alemán.
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La programación olímpica se detuvo durante las 34 horas que duró el secuestro y luego, tras una ceremonia religiosa en el estadio, se votó y se decidió que la competición continuara. Israel votó a favor pero retiró a su equipo, así como Noruega, Holanda y Filipinas.
Así, los Juegos Olímpicos de Múnich 1972 se vieron marcados por el terrorismo, en uno de los peores escenarios que ha tenido el mundo del deporte a nivel internacional.
FCM