Con la colaboración del director de fotografía Dudley Murphy y el compositor George Antheil, el pintor Fernand Léger realizó en 1924 la película Ballet Mecánique. Sin embargo, por dificultades técnicas para sincronizar la cinta con la música, la obra se estrenó en versión muda. Muchos años después el autor la reorquestó y tuvo su vida independiente de la cinta. Un siglo después la obra de Antheil suena tan desafiante como cuando fue concebida, lo que podrá constatarse el 29 de noviembre en el Palacio de Bellas Artes cuando será interpretada por el ensamble de percusiones Tambuco, además de las obras Sextet, de Steve Reich; Ionisation, de Edgar Varèse, y Rítmicas V-VI, de Amadeo Roldán.
Ricardo Gallardo, director de Tambuco, señala en entrevista que desde hace tiempo querían tocar estas piezas pioneras para ensamble de percusión. “Tambuco es una cuarteto, mientras que estas obras son para 11, 12 y hasta 13 elementos, por lo que para interpretar este repertorio reunimos a cuatro pianistas y 13 percusionistas. La idea es hacer un homenaje a Ballet Mecánique, puesto que se compuso hace casi un siglo. No se compuso en 1925, sino que hubo una primera versión de 1924. Años después, George Antheil la revisó y la reorquestó, que es la versión que vamos a tocar”.
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La pieza es muy importante, agrega Gallardo, “porque ilustra no sólo una época, sino una postura estética: el futurismo, el futuro como lo concebían hace cien años, donde había una presencia imponente de todas las máquinas resultado de varios años de revolución industrial. Era cuando se estaban construyendo grandes urbes, cuando los centros urbanos se erigían con sus rascacielos, lo que influyó en las artes. En la música llevó a muchos compositores a escribir pensando en la glorificación de las máquinas como las constructoras del futuro de la sociedad. Un poco como lo que nos está pasando actualmente con las computadoras”.
El director de Tambuco comenta que la pieza original, además de las percusiones y los cuatro pianos, incluía pianolas. “Supuestamente se iban a sincronizar, lo que nunca se pudo lograr, por lo que la primera ejecución fue un fracaso. Finamente el compositor desechó la idea de trabajar con instrumentos mecánicos y lo hizo con instrumentos tocados por intérpretes de carne y hueso”.
El concierto en Bellas Artes, agrega, “permitirá al escucha acercarse al nacimiento del repertorio para instrumentos de percusión a través de estas obras pioneras, que van de la mano de una composición que, aunque posterior, comparte ciertos elementos de ritmos repetitivos, pero con una estética diferente. Me refiero a la estética del minimalismo, representada por Steve Reich, en su obra Sextet. Aprovecharemos el hecho de que vamos a tener tantos pianos en escena”.
—¿Qué nos puede decir de la obra de Varèse?
Ionisation, una de las primeras obras escritas para percusión, también refleja la construcción de un nuevo mundo. Estas obras van muy de la mano con la vuelta del siglo, pues es la respuesta del nuevo mundo al giro estético que la música buscaba. Es una respuesta muy del continente americano, y aunque Varèse es francés, ya vivía en Estados Unidos cuando escribió esta obra y él apostaba también, junto con Antheil y Roldán, por una estética continental americana. No es casualidad que en esa época también se estableció la Asociación Panamericana de Compositores, lo que permitía que los autores estuvieran muy conectados, que las obras de todos se estrenaron casi simultáneamente en varios lugares de América. Por ejemplo, Ionisation se estrenó en La Habana un par de años después de ser compuesta. A esta asociación pertenecían también Aaron Copland, Carlos Chávez y otros.
—¿La obra de Roldán tiene algún tinte latinoamericano?
Totalmente. El compositor cubano tiene una estética muy mecánica, pero desde el punto de vista de la isla del Caribe. Es decir, tiene unas piezas con rítmicas muy mecánicas, pero decide utilizar percusión afrocubana: güiros, bongós o marímbula, dialogando a la par con instrumentos sinfónicos. Roldán hace dos miniaturas hermosísimas, sobre todo Rítmica VI, profundamente mecánica, pero con el color que le dan estos instrumentos caribeños. Por eso resulta de un color muy particular. Son piezas también maravillosas, escritas ligeramente antes que Ionisation, pero casi son hermanas gemelas.
—¿Qué significa que el concierto se lleve a cabo en el Palacio de Bellas Artes?
Celebramos que este concierto se realice particularmente en Bellas Artes, ya que la construcción de la sala de conciertos coincide en época con la composición de estas piezas. Estéticamente las obras quedan que ni mandadas a hacer. Por otro lado, por más clics que hagas a botoncitos y veas el concierto de manera virtual, es incomparable la experiencia del ritual que significa presenciar la música cuando es creada por las manos de seres vivientes. A mí me parecen maravillosas las manifestaciones artísticas que se han hecho a partir de la música acusmática, donde el sonido se escucha sin ver su fuente, y la incorporación de recursos electrónicos e informáticos, puesto que son herramientas. Pero la experiencia de estar en un solo recinto, donde la música surge a partir de la manipulación de los instrumentos, es maravillosa, es súper importante.
PCL
