BDSM "Es una práctica considerada de alto riesgo dentro del BDSM porque puede causar desde asfixia hasta una lesión temporal en alguna extremidad o la pérdida permanente de la misma, y también es capaz de afectar psicológicamente a la modelo, pues puede hacer regresar traumas, sin mencionar las rozaduras de las cuerdas, además los videos de internet no dan mucha información sobre ello", lamenta Shizuko.
Entonces, ¿qué tan placentera puede ser una práctica con la que posiblemente termines cojo, manco o lisiado por ser amarrado cuasi puerco? Takumi y Shizuko afirman que el pasivo, además del estímulo físico, siente placer al entregarse a la merced de su pareja; y el activo, al saber que su compañero está totalmente entregado a su voluntad. "Se crea un vínculo a través del idioma de las cuerdas, dices: 'esta persona me está dando lo mejor de ella, su cuerpo y su alma'".
EL ESPACIO DE CUERDAS
Se cree que la experiencia del shibari también logra estimular el ki o fuerza vital, así como el flujo y la transferencia de energía, pero lo que ocurre en términos más terrenales es que el rigger sufre una descarga de adrenalina al igual que la modelo, quien además ve incrementados sus niveles de dopamina y endorfina.
Si se produce una combinación adecuada de altas dosis de estas hormonas, sumada a una ambientación idónea, el atado puede entrar en un estado de trance conocido dentro del gremio como rope space o el espacio de las cuerdas, en el cual mente y cuerpo entran a un estado total de gracia, tranquilidad e introspección.
"En el rope space", dice Shizuko, "te liberas por completo y ahí es cuando se pueden lograr cosas como las suspensiones, ya que se exige un poco más de la persona atada y para eso se tiene que liberar la conciencia, tu mente tiene que quedarse en blanco para poder llevar a cabo esta práctica".
Hay personas que por ello practican el shibari (e incluso se autoamarran) exclusivamente para meditar, dejando a un lado la cuestión erótica. Ello le hace justicia al dicho popular japonés de "atando el cuerpo se libera el alma", el cual, para Takumi, describe perfectamente la introspección que se alcanza y cómo ese viaje puede lograr se llegue a estados elevados o alterados de conciencia. "Por eso siempre al terminar un acto la chica termina como eufórica, a esa condición se le llama rope drunk y ocurre cuando están 'regresando' del rope space".
Por desgracia, ver a una modelo bajar del escenario tan ebria de éxtasis que debe ser cargada a su camerino cual bulto es muy raro en México, puesto que existen espacios contados, entre ellos el instituto, donde se presenten espectáculos de shibari, y mucho menos hay festivales dedicados a este arte el como Helsinki Shibari Fest, el London Festival of the Art of Japanese Bondage o el Rope Fest de San Petersburgo.
La pareja adjudica ello, y el pavor hacia el BDSM en general, a la mentalidad cerrada de la sociedad mexicana, pero esperan que mediante sus clases el público deje atrás sus tabúes y se acerque, "porque cómo van saber si les gusta si no lo han probado".
"Hace poco vino un señor y me dijo: 'tengo a mi esposa pero no la quise traer, porque pensé que iba a estar lleno de pervertidos, pero llegando vi que todo es muy lúdico'. En las clases el ambiente es respetuoso, de armonía y trabajo, la gente se da cuenta que para lo que enseñamos no se necesita ni saber demasiado ni invertir tanto tiempo, solo se necesita curiosidad y ganas de poner lo aprendido en práctica; además, en shibari se dice que no hay maestro, sino puros alumnos, porque siempre estamos en constante aprendizaje", cuenta Takumi.
El shibari se está popularizando cada vez más, y ambos saben que en parte se debe al mommy porn de 50 sombras de Grey, pero ello no les importa, siempre y cuando aquel "churrazo" sirva para que los "vainilla" se acerquen y le varíen aunque sea de vez en cuando a aquel misionero que se ha vuelto un inquilino permanente en la vida de las parejas.
"¿Cómo es que las personas "vainilla" pueden andar así por su vida ocho, 10 o 20 años y no buscar alternativas? Quizás no quieres tener a tu chica atada todo los días, pero a lo mejor solo las manos, les ayuda tener ese cambio agradable que necesitaban", agrega molesta Shizuko.
La escena mexicana del shibari está en pañales, pero el instituto está creando una pequeña comunidad conformada por quienes acuden a sus talleres, más aquellos que ya lo conocían pero no tenían un lugar "oficial" para desenvolverse; día a día va sumando adeptos a sus filas, quienes quizá acudieron para experimentar o solamente por morbo.
Para celebrar que pese a la falta de un espacio propio y a las adversidades económicas han logrado no solo sobrevivir, sino aumentar el número de fanáticos del amarre cachondo, la pareja ofreció un espectáculo donde ellos participaron bajo una temática azteca-sádica, donde además se presentó la nawashi (maestra de las cuerdas) Saki Kamijoo, considerada la segunda más veloz del mundo, a quien lograron traer para ser el plato fuerte de su festejo, así como para que impartiera algunos talleres con ellos.
Saki (quien solo habla japonés, pero con quien se pudo hablar gracias a la ayuda de un perito traductor paisano suyo que también acudió al espectáculo) ve mucha pasión en los shibaristas mexicanos. Considera que tanto su disciplina como su calidad artística están por alcanzar el nivel de Japón y que su técnica se desenvuelve de una forma bondadosa, "pero la bondad no es parte del shibari, porque éste en sí era una tortura. Entonces, creo que al mismo tiempo en que atan con esa benevolencia, deben de ser más violentos y torturar más".