En un mundo tan convulso en el que la violencia de toda índole —psicológica, política y física— está presente en las relaciones sociales, el artista visual Rivelino quiso dialogar con los espectadores sobre lo que les sucede a los seres humanos cuando llegan hasta este límite.
La propuesta del artista jalisciense José Rivelino Moreno Valle es recurrir al arte para referir las marcas emocionales causadas cuando el cuerpo humano es violentado. Para ello, concibió la exposición Víctimas y victimarios, que realizó exprofeso para la inauguración, hoy, del Museo Carolino de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), con el que se busca revitalizar el Centro Histórico poblano.
La muestra marca el inicio del uso artístico y cultural del inmueble que, en el siglo XVII, fue sede del Colegio de la Compañía de Jesús. Y lo hace con una colección de 100 obras de Rivelino, 85 por ciento de ellas concebidas para la exhibición.
“Mi obra se exhibe en un edificio muy importante para Puebla, localizado a una cuadra de la Catedral. El inmueble también fue sede de la rectoría de la BUAP en años anteriores, y cuando se mudaron a otras instalaciones este espacio quedó vacío, así que la idea del rector José Alfonso Esparza Ortiz fue transformarlo en un centro cultural para la promoción y difusión de diferentes disciplinas. Además tiene una colección histórica de libros incunables”.
Tres líneas de trabajo
Víctimas y victimarios, dice Rivelino a M2, tiene tres líneas de trabajo: la primera se refiere a la enorme violencia que generamos los humanos sobre la naturaleza, representada en las dos primeras salas con piezas elaboradas con restos de árboles incinerados y concreto.
La segunda línea la conforma una instalación que ha generado una gran expectación y sorpresa, explica el artista. “Tiene 60 piezas de barro. Tomé la idea de que en muchas culturas el cuerpo humano fue construido a partir de un pedazo de barro. Bajo ese concepto, las diseñé con la intención de que cada una de las obras fueran agredidas con distintas armas, desde machetes, picahielos, palos, piedras, cuchillos y todo tipo de herramientas, incluyendo el puño humano. Tales acciones fueron grabadas en 60 cuadros por segundo para mostrar lo que les sucedió a las piezas”.
Su intención es hacer referencia a los efectos emocionales que dejan en el cuerpo las marcas físicas generadas por la violencia: “La sala se encuentra en penumbras, mostrando todas las esculturas que finalmente quedaron con los registros de las marcas de la violencia y, por supuesto, están acompañadas por el video que registró cómo fueron violentadas”.
La última sala, precisa Rivelino, está destinada a la luz y al efecto simbólico que tiene a nivel espiritual para sanar la mente. “Es como si pasaras por un proceso de violencia durante toda la exposición para terminar con la reflexión de que siempre hay una luz al final del camino”.
Víctimas y victimarios permanecerá hasta el 30 de enero de 2022 en el Museo Carolino, calle 4 Sur 104, Centro Histórico de Puebla. Entrada libre.