¡Hombre al agua! es una expresión náutica de alerta (o era; en estos tiempos de corrección política se ha cambiado por ¡Persona al agua!), cuando alguien cae desde una embarcación a un cuerpo de agua (mar, río, lago) y sirve para activar un protocolo de rescate. Es la frase más temida, dicen, que un capitán espera escuchar durante un viaje.
Pero es también el título de la más reciente novela de Xavier Velasco, editada por Madre Editorial. Un relato de ficción basado en un célebre caso mediático de 2023, sobre un ciudadano canadiense que permaneció tres meses a la deriva en el Océano Pacífico Oriental, a más de mil 200 millas de tierra. Una historia sobre los muchos saltos al agua de un espíritu inquieto y atormentado, al mismo tiempo que la zambullida de un escritor que se enfrenta por primera vez a la paradoja de conocer personalmente a su “personaje”.
En entrevista con MILENIO Televisión, el autor habló al respecto.
Xavier, esperaba encontrarme a Robinson Crusoe y me topé con Ulises. Homero en lugar de Defoe.
Pues yo también me topé con esta historia, de pronto un día me llamaron de Madre editorial porque tenían esta historia. Me pidieron que la hiciera en tres meses, para agarrar la ola mediática. Y no fue posible, porque no se trataba nada más de transcribir lo que él me contara, sino que había que contar una historia. Y para eso había que aprehender al personaje, que meterse en el pellejo del personaje.
"Este libro no solamente cuenta la historia del náufrago, sino la historia de la vida del náufrago y la historia de la misma construcción del libro. Nos encontramos, nos sentamos a platicar y nos dijeron, ‘váyanse cuatro días a un hotel, ahí le cuentas tu vida y pues ya te vas a escribir’. Lo grabé todo, pero no es tan fácil. Cuando uno quiere contar realmente una historia necesita dominarla completamente, hacerla suya. Y yo me di cuenta que lo que no tenía era el espíritu del personaje".
El personaje tiene una vida fascinante, lo menos fuerte es que fuese el náufrago.
Yo sentí una gran identidad con él porque dije, bueno, me supera en habilidad para meterse en problemas. Yo pensaba que era bueno para meterme en broncas, pero él, ¡qué bárbaro! Por supuesto, uno como escritor, al escuchar eso y tener que contarlo, se convierte a su vez en aventurero. Yo estaba como un aventurero solitario, porque nunca había escrito una historia de aventureros, contando la historia de un verdadero aventurero solitario. Teníamos llamadas de Zoom todos los días, de una hora y media. Hablábamos de su vida, de su familia, de la mía, de películas.
"Y así me fui devorando al personaje, haciéndolo mío. Porque antes de eso, por más que intenté, por más que escuché las grabaciones y tomé apuntes, no lograba entender al personaje, ser yo el personaje. No podía entender por qué demonios había hecho tamaña estupidez. Cómo que te fuiste en un catamarán (una embarcación no apta para mar adentro) y pretendías llegar hasta allá, y tampoco tengo claro por qué lo hacía. Entonces yo tuve que entrar en la vida del fulano y en lo que le pasó en la vida para entender realmente por qué es así".
En las notas del naufragio decía que estaba en su embarcación, pero era un catamarán.
En un catamarán tú puedes entrar a aguas muy bajas, por ejemplo, al mar de Cortés, que es donde navegó, y no pasa nada, esta tiene una gran flexibilidad. Entonces es un poquito como surfear. El libro es una ficción a partir de un hecho real y cuando él, en un momento, me quiso corregir me dijo: “Ya no quiero que cuentes las cosas tal como te las conté”, entonces me salió el novelista y dijo. “Ah, perfecto, entonces, ¿va a tener sentido lo que tú me has demostrado que no lo tiene? Maravilloso, porque lo que tiene!
Hombre al agua es una frase náutica muy importante.
Sí es un poco eso, pero el náufrago, cuando le dije lo de hombre al agua, se lo dije en inglés también, y me dijo, “no, no quiero ese título”. ¿Por qué? Porque en inglés también quiere decir que estás mal de la cabeza. Yo no me atreví a decirle, pues, precisamente, ¿no? Tanto que ya casi que ni siquiera debería sorprenderte que haya sobrevivido a ese naufragio porque evidentemente, está correoso. Es difícil acabar con alguien que tantas veces se ha ido al agua, y yo creo que en ese sentido, es el náufrago del destino, es el que tiene vocación de naufragio.

Y una parte que a ti, en especial, por lo que conozco, es tu relación con los perros. Esta historia traía a una perra, y de no haberla conocido, yo creo que el personaje Sally sería como un ente imaginario, como ponerle a alguien para que el personaje tenga un interlocutor, un poco como el tigre de La vida de Pi.
Sí, pero aquí en realidad, el único ser pensante ahí, el único ser congruente es la perra. Y él alguna vez me confiesa: “Es que yo sin la perra seguramente no habría sobrevivido”. De pronto la razón que él tenía para sobrevivir era salvar a la perra porque aparentemente se la había llevado sin preguntarle, te llevas un pobre perro del cerro, te lo llevas a alta mar. Él lo trae al sur de Hawái, empujado por los vientos alisios, comiendo peces, tiburones.
“Yo platicaba con mi esposa el otro día de cómo uno puede realmente tener un gran rencor y pensar en la venganza no cuando te hacen algo a ti, sino cuando le hacen algo a un ser querido. Uno por un ser querido es capaz de hacer muchas más cosas que por uno.
“Entonces para mí es el gran papel del perro. El perro es el que le permite salvarse, su espejo, es alguien con quien se ve, y que aparte no lo va a juzgar. Entonces, yo a mi perro, que lo tengo ahí en la solapa del libro, a uno de mis perros lo llamo el coautor. Él siempre está conmigo cuando estoy escribiendo, por eso es el coautor. Y para mí tiene un papel mucho más activo de lo que cualquiera podría adivinar. Entonces, entiendo muy bien la situación de logro que tiene allá la perra porque si no tienes allá la perra, ¿sabes qué? Ya que te lleve a la parca, es lo de menos.
Hubiera enloquecido, ¿no?
Exactamente, ya no importa. Bueno, es que yo tenía que matar algún tiburón para darle de comer, porque si no se me iba a morir de hambre. Y curiosamente cuando llegan, cuando los rescatan, ven a la perra bien chonchita, y a este (hombre) en los huesos.
Xavier, ¿por qué es tan atractivo para el 99 por ciento de los seres humanos, que somos terrestres, terrícolas, las historias de naufragio?
Creo que el mar es un gran misterio. El mar, esto me lo contaba el náufrago, es la libertad de la que tú disfrutas yendo con el viento sin absolutamente ningún otro mortal, sin nadie que te vea, sin prisa para nada.
“Ese nivel de libertad, ese nivel de desapego de la civilización, de pronto es un poco como un anagnórisis, como ver la luz, como pasar del otro lado y decir ¿sabes qué? estoy en el nirvana, estoy iluminado. Él me decía “yo soy una piruja de todos los temas espirituales”. Bueno, para alguien que te compre todos los temas espirituales tener la posibilidad de estar ahí en mitad de la nada, en uno de los lugares más hermosos del mundo, en medio de una calma absoluta, pues es algo muy parecido al paraíso perdido".
¿Hopkins ya leyó el libro? Entiendo que no lee español, pero ¿alguien se lo habrá leído?
No sé, no tenemos relación. Él no quiso saber del libro. Uno va y le saca al personaje todo lo que le puede sacar. Yo no voy a decir “yo soy el bueno de la historia”, lo que pasa es que él se azotó. Probablemente tenga razón, eso no importa. Yo, como narrador, voy a hacer todo lo que tenga que hacer para que mi historia sobreviva.
“Lo que él hizo por la perra, yo lo voy a hacer por la historia. Entonces, pues yo no creo que le guste el libro. Leyó buena parte, pero traducido en Google y él tenía una idea completamente distinta del libro porque él quería enviar un mensaje positivo, o sea, en pocas palabras, quería hacer un poco un libro de autoayuda. Y pues yo quería contar una historia, eventualmente nuestras visiones iban a chocar. Él no siente que este sea su libro, porque aparte cometí el gran pecado de contar la verdad.

“Hay una cosa que decía Oscar Wilde, es alarmante el modo en que la gente de hoy va por ahí diciendo cosas que son absolutamente ciertas. Y pues sí, uno escandaliza a la gente a veces cuando le dice la verdad, especialmente en estos tiempos tan persignados. Todo mundo quiere decir lo que queda bien, pero la verdad no, por favor.
¿Cómo te sentiste de trabajar bajo este método de conocer a tu personaje, de hablar y convivir con él?
Rarísimo, prodigioso en realidad, porque claro, uno al personaje siempre le va dando las cosas, pero aquí era estar hablando con él. Nunca había hecho una cosa así, siempre había escrito completamente solo. La posibilidad de hacerlo con otra persona fue fascinante.
“A veces sí me costaba mucho trabajo. A veces, no quería hablar con él. Pero más de las veces me reía mucho porque estar hablando con un hombre que ha vivido en quizá en otros lugares, entonces tiene una cultura muy distinta a la tuya, pero muchas cosas muy parecidas. Me contaba, por ejemplo, que de niño jugaba con Nicole Kidman y en fin, una serie de situaciones. Era muy divertido y muy reconfortante en el sentido de que no te sientes solo. Y cuando te das cuenta, ya tienes la historia. Nunca había escrito una historia así, ni creo que la vuelva a escribir.
“Todo estuvo bien, pero es que es difícil que se dé la situación. Esto fue una coincidencia bastante notable. Es decir, encuentras otro loco como tú te entiendes con él, eso no pasa todo el tiempo, no pasa fácilmente”.
BSMM