Cultura

Mural de Rafael Cauduro necesita restauración urgente tras ser vandalizado, pide Liliana Pérez Cano

La directora de Casa Estudio Rafael Cauduro y viuda del artista dice que no buscan culpables por la vandalización que sufrió la obra el 15 de noviembre sino que el Inbal asuma su responsabilidad.

La Casa Estudio Rafael Cauduro informó que el mural Los siete crímenes mayores, dañado durante la manifestación del 15 de noviembre frente a la Suprema Corte, debe ser restaurado cuanto antes. La directora del espacio y viuda del artista, Liliana Pérez Cano, dijo: “No se trata de culpar a nadie, sino de reconocer que debió existir una protección adecuada para la obra”.

Pérez Cano agregó que el objetivo ahora es corregir esa falta y abrir un espacio de reflexión pública sobre aquello que el mural denuncia.

La restauración no debe eliminar las quejas de la sociedad, sino dejar visible la herida causada”, afirmó, al insistir en que las marcas del daño tienen un valor simbólico que dialoga con el sentido original de la pieza.

También destacó que la reparación debe comenzar con un diagnóstico técnico que determine el grado real del deterioro, los riesgos estructurales y la viabilidad de una restauración conservativa. Recordó además que, según la Ley Federal sobre Monumentos Artísticos, “corresponde al Inbal asumir la responsabilidad y actuar lo antes posible”.

Para convertir esta situación en un espacio de diálogo, la Casa Estudio propone trabajar junto con colectivos, especialistas y ciudadanos en actividades públicas que expliquen el significado del mural y la importancia de protegerlo. Estas acciones incluirían foros, mesas de trabajo y un plan de conservación que impida que elementos simbólicos —como los cráneos— desaparezcan.

Rafael Cauduro
El daño al mural | Especial

Se informó que buscarán mantener la coherencia con la intención del artista: “Ofrecimos una respuesta circunstancial al evento para preservar la integridad discursiva y conceptual de la obra”.

La Casa Estudio reiteró su disposición a colaborar con el Inbal a través de las personas que trabajaron directamente con Cauduro y que conocen sus técnicas y materiales.

Subrayaron que preocupa que el deterioro “no se haya difundido ni atendido a tiempo” y pidieron que la restauración se realice pronto, respetando la memoria del mural y dejando visible la marca del momento histórico que atraviesa el país.

El daño consiste en la pérdida de algunos cráneos del tzompantli durante un intento de los manifestantes de ingresar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la marcha del 15 de noviembre.

El tzompantli es uno de los murales que conforman la obra monumental de Rafael Cauduro en la sede de la institución.

El mismo sentido desde 2006

La Casa Estudió publicó su postura ante la vandalización el 21 de noviembre: “Lamentamos profundamente el clima de violencia y frustración que atraviesa nuestro país; sin embargo, también reconocemos que esta intervención no es ajena al espíritu del mural. Rafael Cauduro siempre pintó el paso del tiempo y el momento histórico, convencido de que una obra pública debía registrar las heridas, tensiones y verdades de su época.

“Cuando creó este mural hace casi dos décadas, lo hizo para denunciar la impunidad, la corrupción y el fracaso del sistema de justicia. Hoy, que la obra haya sido vandalizada en medio de un estallido social, no contradice su sentido: lo evidencia… Estas nuevas huellas no destruyen la obra; la sitúan en su tiempo. La vuelven testigo del hartazgo social que atraviesa México en 2025, igual que fue testigo del país que él pintó en 2006”.

En un comunicado del 20 de agosto de 2007 de la Suprema Corte de Justicia de la Nación informaba de la entrega de dos partes de tres de este mural y hablaba de su significado: “Reflejan la visión del artista sobre el secuestro y la tortura; ésta última (la que fue vandalizada en 2025) será en tercera dimensión”.

La Corte describió específicamente esta obra: “El mural, desarrollado en un total de 280 metros cuadrados, distribuido en siete muros de la zona de escaleras de la esquina suroeste del edificio sede del Alto Tribunal, comienza en la planta baja, donde habrá un tzompantli, enclavado en un pequeño muro con una ventana. En este nivel se ubican dos murales con temas de crímenes soterrados: Procesos viciados y Tortura para declaración, mientras que en el área superior están tres murales que se refieren a tres crímenes del fuero común: homicidio, violación y secuestro”.

“Por su estructura, el mural se desarrolla en tres niveles, que lleva a la relación inframundo, tierra y cielo, que comienza con el tzompantli y concluye con ángeles celestiales, que deben de actuar –dijo el maestro Cauduro- cuando las autoridades terrenales fallan en la aplicación de la justicia”, se lee en el comunicado de la Corte.


​hc

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Gabriela Gorab
  • Gabriela Gorab
  • Curadora, gestora y columnista de arte y cultura. Licenciada en Artes (Bond U.); estudios en MIT, MoMA, Harvard. Cofundadora de Artists’ Container y Socia de El Lion que Ruge Films. Experiencia en Australia, NZ, Inglaterra, Indonesia y EU.
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