La maestra Paulina Goca nos comparte la historia detrás de su interpretación visual de “Gema”, el inolvidable bolero compuesto por el maestro Güicho Cisneros en 1958. Esta pieza no solo marcó una época en la música romántica mexicana, sino que también dejó una huella profunda en la cultura popular: cientos de niñas fueron llamadas Gema tras su éxito. Hoy, esa canción se transforma en imagen a través del arte contemporáneo.
Cuando Paulina recibió la invitación para reinterpretar esta obra decidió ir más allá de un retrato literal. Descubrió que “Gema” no era realmente el nombre de la musa del compositor, sino un símbolo. Y así lo representó: una joya discreta en la oreja de una mujer en blanco y negro, como si escondiera un secreto entre los pliegues del recuerdo.
La imagen parece una vieja fotografía arrugada, rescatada del cajón de un hombre mayor que alguna vez estuvo enamorado. La figura femenina aparece parcialmente desvanecida, como si el tiempo se la llevara poco a poco. Paulina quiso capturar ese momento preciso donde la memoria comienza a desdibujarse, pero la emoción permanece intacta.
El dibujo, realizado en carboncillo, no pretende ser una fotografía perfecta, aunque a simple vista lo parezca. La artista aclara: el realismo no es su fin, sino su lenguaje. “Lo importante no es que parezca real, sino lo que quiero decir con ello. El dibujo es solo el medio para expresar una emoción, una historia, un recuerdo”.
La conexión entre técnica y tema es clara: así como el bolero se construye con instrumentos acústicos simple, su dibujo nace de la pureza del carboncillo. “Ambos comparten esa honestidad”, dice Paulina, “algo directo, sin adornos innecesarios”.
La nostalgia se vuelve el hilo conductor. En su casa, la canción sonaba de fondo en la radio que ponía su madre, quien a su vez la escuchaba de su abuela. Gema, entonces, se convierte en una memoria colectiva que viaja por generaciones, y que hoy Paulina revive desde una nueva mirada.
La obra no sólo representa a la mujer inspiradora del bolero, sino también a todas aquellas que, sin nombre conocido, habitan las grandes canciones del romanticismo mexicano. El peinado de época, el maquillaje sutil, la mirada melancólica, cada detalle fue pensado para transportar al espectador a los años 50, cuando la canción fue compuesta.

Y el dibujo cobra aún más valor cuando se conoce su proceso: Paulina crea sus obras desde cero. En este caso, inició con un collage digital combinando rasgos de distintas personas hasta formar un rostro completamente nuevo. Después, lo trasladó al papel, con precisión casi quirúrgica. “No es como la pintura, donde puedes corregir. Con el carboncillo, lo que queda en el papel ya no se borra. Como los recuerdos, como los amores que marcaron.”
Así, la canción y el dibujo se convierten en un puente entre generaciones, en un tributo a la emoción y a la permanencia del bolero. Un género que, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo eterno, porque, como dice la artista, “los humanos somos románticos por naturaleza”.
Para Paulina Goca, este proyecto fue más que una obra artística: fue una forma de reconectarse con su historia, su infancia y su sensibilidad como creadora. “Escuchar cada verso e imaginar qué sentía el compositor fue un ejercicio emocional muy profundo. Y al final, ni siquiera yo sabía cómo iba a terminar el dibujo. Siempre es una sorpresa.”
“Gema” es testimonio de cómo el arte puede rescatar lo que parecía olvidado. Una canción escrita hace más de seis décadas, ahora renace en carboncillo, en forma de retrato, de memoria, de homenaje.
Escucha esta entrevista completa en “El Arte de la Canción: Segunda Temporada” Celebrando los 80 años de la Sociedad de Autores y Compositores de México en Milenio Televisión.