Cultura

Brindis por la amistad

A fuego lento

‘Crónicas marianas’ revela el lado más íntimo y divertido de Mariana H con relatos donde el autoescarnio, el humor y la amistad brillan por encima del ego.

Conocíamos a Mariana H como conductora en radio y televisión, entrevistando a figuras de la música y las letras, rompiendo el protocolo en ferias del libro, festivales y anexas. Crónicas marianas (Reservoir Books) ofrece otra faceta que no tiene nada de inesperado porque quienes hemos tratado a Mariana H reconocemos en ella a una refrescante (y que se vaya al carajo la defensoría de la corrección política) contadora de historias. Sus 18 crónicas son una vacuna triplemente reforzada contra la solemnidad, la pose hierática y el bostezo que producen muchas mercancías de la autoficción. Es cierto: es la protagonista, se concentra en sus bajones y subidas, se dirige a nosotros en primera persona, pero, y esto importa, salva el escollo de la sesión psicoanalítica vuelta libro, que ahora tantos practican, por su disposición para practicar el olvidado arte de saberse reír de uno mismo.

Así que Mariana H ha esbozado una suerte de autorretrato en tonos sepia con ligeros acentos de color. Observamos sus fobias y manías, la caída en alta definición de sus amores difíciles o ridículos, sus noches insomnes y sus visitas al médico, sus ceremonias íntimas y su vocación para entrar en crisis porque —es un ejemplo entre varios otros— a veces confunde un ejote con un gusano viscoso. Sin embargo, lo que a simple vista parecería un ritual egomaniaco se desvanece ante el poder incorruptible del autoescarnio. “¿Voy a empezar a sonreír cada mañana y abrazar árboles? Ni madres, he logrado luchar contra todos esos estereotipos por casi cincuenta años”, dice Mariana H. “Según Cortázar, el llanto debe durar en promedio diez minutos. Me quedaban dos”; “Soy muchas cosas, ceramista no”, remata luego de una sesión de terapia ocupacional.

Aquí está, decía, Mariana H, pero solo como la anfitriona que sabe concederle un lugar privilegiado a los demás, anónimos o en marquesina, desde los porteros de un condominio o el capitán de meseros de un restaurante hasta el escritor que se pasea por Tepito en busca de los mejores Pitufos (vodka, curazao y refresco de lima-limón). Mostrándose a sí misma, Mariana H hace el milagro de olvidarse para entregarse a la pasión que enciende el fuego de las Crónicas marianas: la amistad… de preferencia con una copa de vino y una tostada de marlin.

Crónicas marianas

Mariana H | Reservoir Books | México, 2025

AQ

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Roberto Pliego
  • Roberto Pliego
  • (1961) Cursó Letras Hispánicas en la UNAM. Fue subdirector de la revista Nexos. Autor de La estrella de Jorge Campos y 101 preguntas para ser culto, es editor de Laberinto.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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Laberinto es una marca de Milenio. Todos los derechos reservados.  Más notas en: https://www.milenio.com/cultura/laberinto
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