En medio del ruido de las redes sociales, donde se reciben y comparten todo tipo de noticias, el papel del periodista es cada vez más necesario. Hacer periodismo no es salir en la tele, hablar en la radio, ni escribir en un periódico. Mucho menos publicar en redes sociales todo de lo que te enteras o subir videos con “información exclusiva”, sin confirmar, para ganar seguidores y monetizar tus publicaciones. Hacer periodismo es mucho más que eso. Se trata de investigar y ayudarle a la gente a entender lo que pasa y por qué pasa.
Esa labor de comunicar nuestros hallazgos es la que da satisfacción para quienes decidimos dedicar nuestro trabajo a esta profesión. Haberle aportado algo adicional a nuestro lector, televidente o radioescucha. Haber contribuido a que sus conversaciones, análisis o reflexiones cuenten con algo más que el simple hecho. Haberlo alejado de rumores, información sin confirmar o falsa.
El buen periodista no es bueno, ni malo. Es simplemente periodista. A veces sus investigaciones incomodan a unos, y a veces a otros. Su función no es quedar bien, aunque tampoco es atacar, sino contextualizar, detallar y aportar más datos a la información que se genera todos los días y que llega a millones de personas.
Sin el filtro de un periodista profesional, las noticias que circulan pueden llegar a la gente disfrazadas, aumentadas o descontextualizadas. Es entonces cuando la labor periodística tiene su máxima responsabilidad: diferenciar lo que es real de lo que es falso y complementarlo con más datos al respecto.
El buen periodista no es perfecto. Como cualquier ser humano, tenemos errores, pero debemos tener la capacidad de reconocerlos, no callarlos y disculparnos si es necesario.
En esta profesión buscamos, en todo momento, combatir la desinformación. No se trata de ganar una nota y de volverse famoso, sino de cumplirle a la gente con información veraz de forma oportuna.
El trabajo que desempeñamos debe buscar una sola cosa: ser útil para la sociedad. No para un grupo de poder, de gobierno, ni a otro tipo de interés. Porque servir a quienes ya tienen poder no es hacer periodismo. Al contrario, el servicio de un periodista debe ser, en su mayoría, en beneficio de aquellos que no tienen poder.
Elegir esta profesión no es sencillo, pero en ella te apasionas. Como periodista, apasiona el hecho de compartir con un amplio número de personas la información que conseguiste, que reporteaste, que preguntaste y que entendiste. Como periodista, apasiona cuestionar y sobre todo entender y que te entiendan.
Alrededor del periodismo hay un sinfín de mitos y realidades. Desde esta trinchera, a cualquier edad nos toca demostrar lo valioso que es nuestro trabajo y lo útil que puede ser para la sociedad.
Hacer periodismo es aspirar a que las cosas que no están bien cambien, evidenciando la realidad.
ÁSS