Jorge Volpi tiene una arraigada resistencia a la comodidad. Todos recodamos que tuvo un éxito mucho más allá de lo habitual con En busca de Klingsor, una novela de esas que se llaman "de gran formato" o "gran novela" que tal vez pueda inscribirse en la tradición norteamericana. Luego, probó estructuras parecidas en algunas ocasiones más: No será la tierra, El fin de la locura, La tejedora de sombras. El resto ha sido experimentar. Se acabó la novela ortodoxa, convencional. Desde entonces, ha probado con novelas que son poesía o novelas que parecen cuentos, casos de Oscuro bosque oscuro o La ira de los días, o con novelas que son canciones basadas en hechos reales y convertidas en ficción, como Las elegidas, que presenta en Guadalajara. ¿Por qué ficcionalizar una historia? "Esta vez, a diferencia de las cuatro novelas largas que publiqué antes, quería tomar el núcleo de estas historias de estas historias y transformarlas en ficción para hacerlas más reales. Vaya, quería alejarme de cualquier tentación de que pareciera un reportaje, una denuncia, una crónica, e incluso de eso que está tan de moda ahora, que a veces me gusta mucho y a veces me incomoda muchísimo, de novela sin ficción". La ficción, el camino a la realidad...
¿Qué realidad? La de la trata de blancas. La del México de las miles de víctimas en el que las mujeres son víctimas entre las víctimas. El México violento, pues, que adquiere aquí una proporción casi mítica. Bíblica, estrictamente. "Cuando empecé a ver la historia de la banda los hermanos Salazar Juárez que vinieron del sur de California en 2001, de pronto me quedó claro que había claras resonancias bíblicas. Es una familia que abandona su lugar, como la de Abraham, atraviesa el desierto, ahí los maltratan todo lo que pueden, llegan a Egipto y en Egipto ocurre esta historia en la que Abraham le dice a Sara: "Eres tan guapa que a ti te van a violar y a mí me van a matar. ¿Por qué mejor no hacemos que a ti te violen y a mí no me pase nada?" Dicho lo cual se la entrega al faraón, que lo llena de riquezas, y entonces dios castiga a... el faraón. El primer proxeneta de la historia es entonces Abraham. Hay muchos ecos de esta historia en la novela".
Pero ¿por qué cantar? Las elegidas, recientemente adaptada al cine por David Pablos, nació como como ópera. "Yo escribí primero el libreto, que está en verso medido: son octosílabos que imitan el romance o el corrido. Cuando quise contar literariamente esta historia, la historia venía de ahí, y este recurso la hacía voluntariamente artificial y le daba un elemento lírico que una historia tan atroz normalmente no podría tener".
Entonces, no ficción convertida en ficción, música que es narrativa, y una historia bíblica que es una historia de violencia sexual. Una pieza breve pero de enorme complejidad, pues, que pone a Volpi, otra vez, en caminos inciertos. Felicidades por ello: su travesía en el desierto ha sido, en cambio, feliz.