Cultura

La "Divina Comedia", según William Blake

En el 750 aniversario del natalicio del poeta florentino, Taschen recoge en un libro las ilustraciones del autor inglés sobre la obra maestra de la literatura.

Texto fundamental de la tradición italiana, la Divina Comedia del poeta florentino Dante Alighieri (1265-1321) ha sido objeto de una tradición interpretativa que ha producido innumerables comentarios, exposiciones y análisis, desde que en octubre de 1373, pocos años después de su publicación, Bocaccio hiciera su famosa Lectura Dantis, sentando una tradición que a lo largo de los siglos ha tenido continuidad de diversas formas, incluidas las representaciones figurativas que ya acompañaban las primeras ediciones impresas, como la que apareció en Florencia en 1481, ornada con grabados que probablemente se realizaron a partir de unos dibujos de Sandro Botticelli y que, en conjunto, constituyen un diálogo entre palabras e imágenes que recogen lugares y momentos privilegiados del texto dantesco.

En esa tradición interpretativa de la obra maestra de Dante, un momento cumbre es sin lugar a dudas la exégesis del poeta inglés William Blake (1757-1827), cuya lectura, según la famosa Enciclopedia Dantesca, atestigua una interpretación "rigurosa, libre y crítica", la cual "constituye el máximo monumento iconográfico dantesco de la edad moderna, ante todo por la calidad de las imágenes, dotadas de un estilo inventivo, una fluidez y una sensibilidad por la luz y el color que no se encuentra en ningún otro ilustrador moderno de Dante".

Como explica la filóloga, investigadora y catedrática de la Universidad de Basilea, María Antonieta Terzoli, "cuesta imaginar que una obra que no fuera la Comedia conmoviera profundamente el talento profético y visionario de Blake, tanto por las instancias civiles y morales que la recorren como por la dimensión alegórica y simbólica y la fuerza plástica del imaginario dantesco", y agrega que el largo poema del autor florentino es a tal punto un arquetipo del género visionario en poesía, que impulsó al poeta inglés a aprender italiano para leerlo en su lengua original
cuando en 1824 el pintor John Linnell le pidió que la ilustrara, y creó, con este fin, 102 dibujos, siete de los cuales se trasladaron a grabados a buril todavía inacabados.

El historiador del arte Sebastian Schütze señala que es posible que el encargo hecho a Blake no tuviera como fin su publicación, sino que fuese una manera de ayudarlo y retar su fuerza creativa proponiéndole un tema interesante. Lo cierto es que la muerte le llegó a Blake cuando aún trabajaba en el proyecto, mientras los versos de la célebre Comedia reposaban muy cerca de él. "Trabajaba intensamente en esos dibujos, pintaba página a página de una gran carpeta encuadernada de hojas de papel Kent de 52 x 37 cm.", reseña Schütze, quien observa que Blake "no pretendía de ningún modo seleccionar pasajes del texto repartidos regularmente, ni siquiera ilustrar sistemáticamente cada uno de sus cantos".

William Blake dedicó 72 láminas al Infierno, 20 al Purgatorio y 10 al Paraíso, y con ellas se constituyó en uno de los principales intérpretes de Dante de la Edad Moderna, al lado de nombres como Rafael, Miguel Ángel, Delacroix, Géricault, Rodin, Flaxman o Gustave Doré. Y en 1918, cuando los dibujos del legado de John Linnell se pusieron por primera vez a la venta en Christie's, en Londres, el National Art Collection Fund los calificó de "bien cultural nacional".

Como tal, los adquirió, repartiéndolos después entre los siete museos más importantes del antiguo Imperio británico, donde hoy pueden ser vistos de manera fragmentada y que ahora, gracias a una destacable labor de recopilación y una meticulosa edición, acaban de publicarse en su conjunto en un libro titulado Los dibujos para la Divina Comedia de Dante, que el sello Taschen ha puesto en circulación en nuestro país, y con el cual se suma a las conmemoraciones por el 750 aniversario del natalicio del poeta florentino.

Una mitología propia

tSebastian Schütze recuerda que cuando le ofrecieron ilustrar la Divina Comedia, Blake ya había realizado con éxito ilustraciones de otras obras, como los 537 dibujos asociados a los Night Thoughts de Edward Young, así como de los Poems de Robert Blair. “Pero fue a partir de 1788 que Blake publicó en rápida sucesión sus libros ilustrados que posteriormente se harían famosos, empezando por There is No Natural Religion y las Songs of Innocence, hasta Jerusalem. The Emanation of the Giant Albion de 1804-1820”.

En esas obras, recuerda el experto, Blake experimentaba continuamente con nuevas técnicas de impresión. “En sus libros proféticos, Blake desarrolló al mismo tiempo su propia mitología”, dice Schütze, quien explica que, como muchos otros artistas, el poeta inglés estaba “especialmente obsesionado con los suplicios descritos en el Infierno. En esta parte hay bastantes cantos a los que se dedican tres, cuatro o incluso cinco láminas, mientras que en la parte del Purgatorio, o todavía más en la del Paraíso, aquellas se centran en unos pocos cantos”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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