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Kyzza Terrazas: “La verdadera rebeldía está en el juego”

Somos lengua es un viaje por las profundidades expresivas del rap y sus protagonistas en México


El hip hop en México es más amplio de lo que parece. De norte a sur y de este a oeste, existen músicos, colectivos y solistas que lo hacen su forma de expresión. El cineasta y escritor Kyzza Terrazas se dio a la tarea de buscarlos para filmar su testimonio en el documental Somos lengua. ¿Quiénes son los raperos nacionales? ¿Qué encuentran en esa cultura? ¿Cómo es que su intensa relación con las palabras y la lengua los ha transformado?

¿Por qué le interesó la cultura del hip hop?

A veces creo que hice la película para responder esa pregunta. El gusto por esa cultura nace inmediatamente o simplemente no se da. Mi primer contacto con el rap se dio durante la primaria. Es una música que tiene algo de visceralidad y sensibilidad vital; además de un gusto plástico por el lenguaje.

En principio uno pensaría que en México es un movimiento limitado.

Sí, pero es fuerte. Ya llevamos tres generaciones de raperos. Creo que está presente en todos lados, aunque no es parte del status quo o del circuito comercial.

Hay quienes dicen que la actitud del rock se fue al rap.

Coincido con eso, aunque suene a frase hecha. Tampoco es que sean excluyentes uno del otro. El rap tiene una serie de valores e historias ubicables en el tiempo reciente porque es una cultura muy joven, pero que a la vez exige una entrega.

Su película se concentra en la palabra más que en los otros elementos de la cultura del hip hop. ¿Por qué?

Solo aludo a los otros elementos. Siempre tuve claro que sería una película sobre rap, las palabras y su uso. Quería indagar cómo esa práctica transforma a los chicos y chicas que lo practican, y la forma en que inaugura un camino reflexivo en sus vidas. En principio ni siquiera pensaba retratar el grafiti o el break dance, pero al formar parte de una cultura me parecía inevitable mostrarlos.

Además de hacer cine, usted hace literatura. Supongo que de ahí viene su preocupación por la palabra.

La película es también una exploración y homenaje a la palabra como herramienta de descubrimiento. Se convirtió en un viaje de transformación. Más allá de una actitud contestataria, la verdadera rebeldía o resistencia está en el juego, en conseguir una buena rima. La palabra tiene un poder impresionante y el hip hop es prueba de ello. Hay documentales de una sofisticación narrativa impresionante, pero con Somos lengua queríamos explorar un tema y por eso trabajamos con tantos personajes. No falta quien nos cuestione porque no incluimos a gente como Cártel de Santa: los buscamos pero no recibimos buenas señales y decidimos dejarlo por la paz. No era prioritario contar con los más visibles o famosos, lo esencial era llegar al fondo de un tema.

¿Hay un equivalente en México al gangsta estadunidense?

Hay mucho rap malandro, que es de los más populares. No funciona igual que en Estados Unidos, dado que no mueve la misma cantidad de dinero. Allá te puedes volver millonario y salir del gueto, situación que en México es más limitada. Las similitudes van más por el lado del manejo de las pandillas.

¿Algo parecido a lo que sucede con los narcocorridos?

Relativamente. Hay narcos que pagan a raperos para que les escriban canciones. Una particularidad del rap es que se trata de una expresión individual. Aun cuando hablas de temas gangsta hay una esfera personal muy importante y diferente a los narcocorridos.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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