Entre las calles del centro de Guadalajara, se alza un edificio que parece detener el tiempo. Es un majestuoso palacio, hoy sede de la Secretaría de Cultura de Jalisco, es el edificio Arroniz.
Es un valor arquitectónico de la época del porfiriato, un lugar donde cada época dejó su huella: conventos, seminarios, cuarteles militares y hospitales. Sus puertas están abiertas al público, invitando a perderse entre sus pasillos como quien hojea un libro de historia vivo.

“Fue el tercer convento de religiosas de clausura que tuvo Guadalajara. Primero fue Santa María de Gracia, luego fue Santa Teresa y luego Santa Mónica, del cual ahora todavía queda una parte en pie del templo, de una fachada hermosísima”, señala José Daniel López Hernández, jefe de Patrimonio Artístico e Histórico de la Secretaría de Cultura.
Siglos después el recinto aún conserva una fachada barroca que resiste el paso del tiempo y sigue acumulando historias. El arquitecto Antonio Arróniz Topete lo diseñó en pleno Porfiriato, cuando México soñaba con París.
“Hay que recordar que París se consideraba como la ciudad luz en ese momento, un referente de modernidad, de desarrollo, de progreso, y todo lo que tuviera que ver precisamente con esas manifestaciones, Porfirio Díaz las adopta y las traslada a los distintos espacios de la República. Y es entonces que con ese estilo se va a edificar este nuevo espacio”, relata.

El resultado fue una joya del eclecticismo: columnas dóricas en la planta baja, jónicas en el segundo nivel y corintias en el tercero. Atlantes de piedra que sostienen simbólicamente las esquinas, y querubines que observan desde las cornisas.
En el segundo piso, los bustos de los apóstoles custodian las aulas, recordando que alguna vez en este recinto se formaron clérigos.

"Es un espacio que ha servido para rezar, para curar heridas de guerra y ahora para celebrar el arte", dice López Hernández. Hoy resguardada porque la están catalogando.
La joya de la corona es la biblioteca. Hoy resguardada porque la están catalogando.
“Apenas se está catalogando parte del acervo, pero estamos en lo que es la biblioteca original que pertenecía al seminario, lo que nos recuerda la vocación digamos académica o educativa que tuvo este recinto. Los libreros originales”, resalta el experto.

El edificio hoy es un lugar de encuentro. Los domingos, sus patios resuenan con música en vivo; las exposiciones temporales ocupan lo que fueran celdas de monjas o salas de hospital. Los visitantes pueden pedir permiso para recorrerlo libremente, tocar la piedra de sus columnas o sentarse en el patio central y admirar su maravillosa fuente.
"La gente viene y descubre que esto no es un fantasma del pasado, sino un espejo de nuestra identidad", reflexiona López Hernández.
¿Cómo visitar el edificio Arroniz?
Dónde: Zaragoza No. 24, Col. Guadalajara Centro
Horario: 10:00 a 14:00 horas
Abierto: Sábado y Domingo
Entre semana de 10:00 a 17:00 horas
SRN