La llegada del 12 de diciembre se siente cada vez más cerca, y con ello comienzan a llenarse las calles de miles de peregrinos que avanzan con devoción hacia la Basílica de Guadalupe. El ambiente se transforma en una jornada de fe y tradición.
Pero ¿alguna vez te has preguntado por qué esta fecha reúne a millones de personas? En MILENIO te contamos el origen de este día tan especial, cuya historia une creencias, identidad cultural y uno de los símbolos religiosos más importantes para los mexicanos.
¿Por qué se celebra el 12 de diciembre?
El 12 de diciembre se conmemora porque, según la tradición, fue el día en que ocurrió un milagro atribuido a la Virgen de Guadalupe en 1531, en el cerro del Tepeyac. Este suceso marcaría profundamente la fe y cultura del país.
De acuerdo con los relatos, aquel acontecimiento fue presenciado por Juan Diego, cuya experiencia se convertiría en uno de los pilares más importantes del fervor guadalupano.
La historia de la Virgen en el cerro de Tepeyac
Según el texto del que surge el culto guadalupano, Juan Diego caminaba por el cerro Tepeyac rumbo a sus lecciones de catecismo cuando, entre el canto de los pájaros, escuchó que alguien lo llamaba con cariño por su nombre: “Mi Juanito, mi Juan Dieguito”.
Atraído por la intriga, Juan Diego siguió la voz de origen y subió a lo alto del pequeño cerro. Al llegar, según dicho relato, encontró a una joven de aspecto majestuoso que permanecía de pie y le indicó que se aproximara sin temor.
Supuestamente, la figura femenina irradiaba una luz intensa: sus ropas brillaban como el sol y parecían vibrar, mientras la roca donde se encontraba de pie despedía destellos semejantes a flechas luminosas, creando un resplandor que sorprendió profundamente a Juan Diego.
Santísima Virgen de Guadalupe, Señora y Madre nuestra, ruega por nosotros. pic.twitter.com/UjffIndDKG
— FE y más FE (@TarekSaidVzla) November 18, 2025
La misión de Juan Diego
La voz que tanto lo llamaba se presentó como la Virgen María y le pidió acudir con Fray Juan de Zumárraga, obispo de México, para solicitarle la construcción de un templo dedicado a ella, prometiendo bendiciones y honra a quienes la veneraran.
El joven aceptó la misión con seriedad, pero el obispo no creyó su mensaje. Al volver con la Virgen, Juan Diego le explicó lo sucedido y le pidió una señal que demostrara su autenticidad ante Zumárraga y confirmara que realmente deseaba un templo en el Tepeyac.
El milagro de la Virgen de Guadalupe
Como respuesta, la Virgen le indicó subir a la cima del cerro y recoger rosas de Castilla. Juan Diego quedó sorprendido al encontrarlas floreciendo en pleno diciembre. Las reunió cuidadosamente en su tilma de algodón, decidido a llevarlas como prueba al obispo.
Impactado por el milagro, el obispo se arrepintió de su incredulidad y recorrió la ciudad mostrando la tilma para que todos contemplaran la imagen. Desde entonces, la población reconoció su carácter sagrado y comenzó a venerarla cada 12 de diciembre en el santuario del Tepeyac.
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