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Gran Homenaje /I

Desde su fundación, la Filmoteca de la UNAM emprendió la incansable labor de rescatar y restaurar películas que parecen perdidas en el oscuro laberinto de los tiempos.

Desde su fundación, la Filmoteca de la UNAM emprendió la incansable labor de rescatar y restaurar películas que parecen perdidas en el oscuro laberinto de los tiempos.

¡Y sí lo han logrado! Un aplauso para estos científicos del celuloide, pues tuve la oportunidad de ver cinco cortometrajes producidos entre 1939 y 1940 de uno de los mejores cómicos del cine mexicano —al menos hasta ese momento—, que creó un personaje vestido en harapos, salido del arrabal, pelado de malas mañas que representa la cultura popular de la época, pero que tiene la destreza de confundir a sus interlocutores con los más conspicuos galimatías: el primer Cantinflas.

En estas películas de dos rollos, Mario Moreno sienta las bases de lo que será su personaje cinematográfico. Cabe mencionar que cuatro cortos están dirigidos por Fernando Rivero y uno por Carlos Toussaint, que la fotografía estuvo a cargo de Jack Draper y los guiones por los no menos geniales Estanislao Schilinsky y F. J. Villarreal.

En los cortos que dirige Rivero: Siempre listo en las tinieblas (1939), Jengibre contra Dinamita (1939), Cantinflas boxeador (1940) y Cantinflas ruletero (1940), como en el de Toussaint, Cantinflas y su prima (1940), se percibe el buen oficio del cineasta: los directores dejan correr la toma para que se desarrolle el diálogo y corta solo cuando es necesaria una reacción; los movimientos de cámara son mínimos, pero tienen intención dramática, es decir, no son un adorno.

Pero los que llaman la atención de estas joyas de la primera etapa de la comedia cinematográfica mexicana son, sin lugar a dudas, los trabajos de guión de Schilinsky y Villarreal, que se notan desde los créditos principales, pues ahí se menciona que el público va a ver "un episodio corto de la vida vernácula mexicana". El epígrafe nos atrapa de inmediato, pues sabemos que se va hablar de nosotros, pueblo.

Es importante mencionar, considerando el período en la que se produjeron los cortos, que lo más llamativo no radica en el juego clásico de hablar mucho para no decir nada, sino en el surrealismo y absurdo de las situaciones que son infinitas; por ejemplo, en Siempre listo en las tinieblas, Mario Moreno es Chencho Albondigón, a quien despierta su esposa para advertirle que escuchó ruidos, que alguien se metió a la casa; como Chencho está muy a gusto, le dice que ha de ser el gato, pero la esposa responde que no tienen gato. La solución de Chencho es de carcajada, pues le dice: "No te preocupes, mañana te compro uno".

Cinco comedias inmortales (1939-1940), dirigidas por Fernando A. Rivero y Carlos Toussaint, con Cantinflas y Gloria Marín.

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