Para plantarse frente a ganadores del Nobel de Literatura como Gabriel García Márquez, Peter Handke y Han Kang, el periodista Xavi Ayén Pasamonte (Barcelona, 1969) no sigue un ritual aparatoso: “Lo mejor que puedes hacer es leerte su obra a fondo. Es el único truco”.
Desde la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025, el autor de Planeta Nobel (Libros de Vanguardia, 2025) donde reúne 30 conversaciones con escritores reconocidos por la Academia Sueca, comenta a MILENIO que a veces ha enfrentado a literatos reticentes, pero “cuando demuestras que conoces su obra se abren más”.
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“Es verdad que como periodista cultural hago mi trabajo cotidiano, esas urgencias, pero a esta serie de los Nobel le hago un tratamiento más lento. Al final, ha salido bien. Empecé en 2005 a entrevistarlos y nunca hubiera imaginado que en 20 años he entrado en casa de 30, cenado con algunos de ellos, hecho rutas. Estoy contento del resultado”, agrega el redactor jefe de la sección de Cultura del periódico La Vanguardia, de Barcelona.
Inmerso en la capital literaria que es Guadalajara, recuerda su primera FIL en 2004. “La cultura catalana fue invitada y me quedé enamorado. He ido a Fráncfort, a festivales literarios, pero es increíble el número de actividades que se realizan aquí, cada año han ido creciendo. Es el auténtico meeting point de la literatura en español”.
Su visión del periodismo actual
Confía en que, en un mundo de redes, donde los periódicos “cada vez tenemos más suscriptores digitales que superan a los del papel”, el periodismo literario no va a sucumbir a la celeridad, se va a adaptar. “Ante ese periodismo necesario, que da las noticias cuando pasan, tiene que haber uno más lento, que es lo que la gente pide para profundizar, que vaya más allá de la novedad”.
“El periodismo literario tiene una ventaja respecto al periodismo político —afirma Ayén—. Los políticos intentan colocar las consignas, es decir, intentan manipular, y el periodista político tiene que intentar romper eso. Por su parte, los periodistas literarios tenemos la mayor suerte del mundo: que un autor, cuando has leído su libro, no querrá estar 10 minutos contigo, sino horas si puede. Tenemos un acceso que en otros géneros periodísticos es mucho más difícil y restringido”.
Hace un llamado a sus colegas de la fuente para no olvidar que, “a diferencia de los novelistas, nos lee más gente; ya quisiera un novelista llegar al número de ejemplares que tiene un periódico. Tenemos que ser conscientes de eso y responsables”.
Se muestra esperanzado ante el porvenir de la FIL y cualquier evento donde la literatura es protagonista: “El tocar el libro, hablar con un editor o un librero, es insustituible. Eso no lo hace un algoritmo”.
Los libros que se lleva de la FIL
Xavi Ayén finaliza revelando la lista de libros que cargará en su maleta de regreso a España: Malacría de Elisa Díaz Castelo; Los desvíos de Juliana Camacho; Antártida. El viaje de una cobarde de Luz Pearson; La tercera aberración de Flor Canosa; Si no sabes de mí es porque estoy bien de Rodrigo Solís; Media verónica de Sergio Olguín; La merma de María Moreno; La ligereza de Juan Cárdenas, y Alicia nunca miente de Jorge F. Hernández.
hc
