El 23 de noviembre pasado, el Congreso de la Ciudad de México aprobó por unanimidad un exhorto a la Compañía Nacional de Teatro para que incluya en un 50% de sus elencos a actores de color de piel morenas o afrodescendientes. El exhorto llama a la CNT a “incorporar una perspectiva de inclusión, no discriminación, antirracismo y diversidad en todos su programas y ejes de trabajo”, cita el comunicado de la página electrónica de la propia instancia legislativa. Sin duda han sentado un precedente importantísimo para la discusión sobre una inclusión real de las raíces afrodescendiente e indígena en la construcción de lo nacional en las artes representacionales, incluyendo a las renuentes productoras audiovisuales de cine y, sobre todo, televisión.
El Decenio Internacional para los Afrodescendientes 2015-2024 fue proclamado por la Asamblea General de la ONU con poco eco en México, que ha tardado mucho en reaccionar al llamado. El Censo Nacional de Población 2020 ha sido el primero en incluir una pregunta respecto a si el sujeto censado se reconocía o no como afromexicano. El 28 de junio de 2019 la Cámara de Diputados aprobó un cambio al artículo 2 de la Constitución Política que reconoce a los pueblos y comunidades afrodescendientes. Casi dos siglos después de consumada una Independencia que no hubiese sido posible sin ellos, los descendientes de los africanos que vinieron forzadamente durante tres siglos desde el otro lado del Atlántico, al fin se les reconoce con plenos derechos.
Sin embargo, algo que se entiende poco o mal en el exhorto que en noviembre realizaran admiradas y queridas diputadas de la CdMx es que vaya dirigido en exclusiva a la Compañía Nacional de Teatro el documento, aunque en Conferencia de Prensa hayan ampliado el alcance. ¿Y por qué no al Helénico o a la Coordinación Nacional de Teatro? ¿Por qué no a los directores y productores que montan obras gringas o europeas y no incluyen en sus repartos a actores étnicamente morenos o afro? ¿Por qué tan corto de miras el exhorto?
Traspunte
Diversidad en todas las plataformas
Urge también exhortar a “educadores” masivos como Televisa, TV Azteca y las decenas de productoras para que en sus series y películas se creen contenidos con protagonistas o coprotagonistas en donde la piel morena o afro articule nuevas narrativas sobre lo que somos los mexicanos.