Cultura

El rey en su laberinto

Testimonio.

Además de quererlo y respetarlo, me sobran razones para admirar a Fernando del Paso, entre otras su devoción por México, su amor por la escritura, su ejercicio de autocrítica, su infatigable búsqueda de nuevos recursos literarios, su capacidad para disfrutar de la vida y sobreponerse a las dificultades, su discreta ironía, su inagotable curiosidad, su interés por la cocina y hasta por la actitud desafiante con que selecciona su ropa.

Me pregunto qué atuendo elegirá Fernando para asistir a la entrega del Premio Cervantes en Alcalá de Henares. Por lo pronto, este l2 de noviembre recibió la noticia del galardón en su cama, cubierto con una manta roja. Al verlo así y con el cabello blanquísimo aureolándole la cabeza, imaginé a Del Paso como un rey de cuento cuyos dominios abarcan la suma de sus laberínticos dibujos.

Supuse que ese imperio, de líneas y colores, se encuentra habitado por sus más fieles vasallos: las palabras. Atentas, justas, dóciles a la clarividencia de Fernando, se unen para dar forma y sombra a ciudades, monumentos, ambientes, personajes entre los que destaca una mujer: Carlota. "Apasionada, aún bella, loca, recorre los laberintos en busca de Max y de otro emperador mucho menos efímero porque su reino es de palabras y las palabras no mueren".

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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