A los catorce años y como cualquier adolescente, Eduardo se integró a una rondalla. Muy lejos estaría entonces la idea de que viviría en Roma y cantaría ópera en los escenarios más importantes de Japón, Italia y su México lindo y querido.
Eduardo Niave volvió a Torreón para ver a su familia y esa coyuntura ha permitido que se presente el próximo fin de semana junto a la Camerata de Coahuila.

Sin duda, se trata de una verdadera oportunidad para constatar de viva voz su talento que, como pasa casi siempre, no se tendrá el privilegio de mantener en el país. Al augurar una carrera ascendente, quizá sea ésta una oportunidad única, literal.
Volver al pasado le gusta porque sabe que su historia ha sido una de lucha compartida junto a sus padres y a su familia, donde antes de él, no había músicos profesionales y debieron estirar el gasto para formar a este cantante que a sus 29 años y en sus conciertos próximos interpretará obras de Verdi, primero en Coahuila, y una semana más tarde en Irlanda.
Él mismo hace la semblanza de su familia y orgulloso apunta, es una de mucho trabajo y lucha, y donde incluso su madre, tras realizar las labores de casa, se colocaba el uniforme de vigilante para salir a trabajar en un centro comercial.
“A los dieciocho años me fui a Monterrey a estudiar el nivel Técnico en Música en la Universidad Autónoma de Nuevo León. Regresé y estuve del 2018 al 2020 en la licenciatura en Música de La Salle. Después en 2022 me voy a Monterrey al México Ópera Studio, al MOS, y en ese lapso hice audición para Roma y me fui a vivir allá en enero de 2023. Me fui del país”.
De niño jamás pensó que quería ser tenor y apuntó que fue en la adolescencia cuando participó en una rondalla cantando música popular al ritmo del círculo de Do en las guitarras. Pero fue en 2019 cuando se inició como cantante solista.
En ese momento comenzó a tomar clases particulares en la Ciudad de México, Mazatlán y Monterrey, sin descartar la participación en concursos.
“Yo estuve en el Coro del Instituto de Música de Coahuila, fui jefe de cuerda en 2018. Hicieron audiciones porque se iba a hacer una ópera que se llama Elixir de amor, con la Camerata de Coahuila. Y yo participé en esa ópera pero como coro. Tocó ir a cantar, vi los ensayos, los solitas y me llamó mucho la atención y desde ese momento pensé que quería hacer eso y me enfoqué”.
Eduardo dijo que su papá también fue un amante de la música y participaba en una rondalla; sus hermanos también cantan pero de manera amateur. Por eso cuando definió que quería ser un tenor, debió probar su voluntad.
“Cuando estuve en Monterrey yo no conocía a nadie, viví solo en un cuartito que me rentaban en mil 600; un cuartito de cuatro por cuatro y ahí era todo baño, cocina, recámara. Así fue durante un año y luego comencé a trabajar: me metí de mesero, conductor de Uber, canté música de mariachi y corrí con la suerte de que me metí a una rondalla de la misma universidad y me dieron beca del 100 por ciento. No pagaba cuotas internas y de rectoría y eso fue muy bueno porque no vengo de una familia de mucho dinero”.
Cuando regresó a Torreón se matriculó para estudiar una ingeniería pero se dio cuenta de que no era lo suyo y emigró. Fue ahí cuando pidió informes en La Salle y le dijeron que la generación que iniciaba tendría énfasis en el mariachi y estaban ofreciendo becas del 60 por ciento, lo que le fue de mucha ayuda.
"Mi mamá es guardia de vigilancia de las tiendas Al Súper y mi papá es contratista, hace trabajos de construcción, de electricidad y todo eso. Esta visita a Torreón fue para verlos y en esta ocasión tuvimos un acuerdo con la Camerata porque en realidad yo venía de vacaciones. Inmediatamente después del Réquiem de Verdi yo me tengo que ir a Irlanda, tengo conciertos, compromisos en Europa".
“Luego regreso otras dos semanas por compromisos y vuelvo a Italia para hacer audiciones de conciertos. En agosto tengo un concierto en Guadalajara y después me regreso a Irlanda donde estaré un mes y medio porque canto en un festival, tengo una ópera y unos conciertos y un recital a piano con una soprano de allá. Sería muy difícil estar acá y acudir allá por la distancia, es mejor tener base en Italia, hacer un vuelo de cinco horas”.
Sus presentaciones
En lo que va del año Eduardo Niave se ha presentado en Líbano, Madrid, México, Irlanda, Roma, Alemania y volvió a Roma. Retomó su gira en Londres, retornó a algunos países citados, volvió a América para presentarse en Perú y finalmente tocó base en el norte de México.
Ahora se concentra en el estudio del idioma francés y aunque sería bueno presentarse en el Met de Nueva York, dijo que los planos inmediatos son casarse y continuar madurando en su profesión porque, contrario a los músicos que deben ensayar largas horas para conocer su instrumento, en su caso ensaya poco pero con mucho razonamiento de lo que realiza.
dahh.