El artista mexicano Diego Rodarte Plantetr presenta en River City Bangkok su exposición individual Unportraited, curada por Gisela Oyuki Medina, maestranda en Estudios y Prácticas Museales.
La muestra reúne 35 piezas en distintos formatos, una videoinstalación y un fanzine para infancias, y reconfigura la tradición del retrato desde una mirada contemporánea y crítica. En el marco del 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre México y Tailandia, Unportraited representa la segunda exposición de Rodarte en este país y estará abierta al público hasta finales de octubre de 2025 en la RCB Photographers' Gallery.
El concepto central de la exposición surge de una decisión radical: eliminar el rostro, elemento definitorio del retrato clásico.
Para Rodarte, esta ausencia permite cuestionar la función del arte y del retrato: “Si abstraigo la tarea primordial del retrato, me sugiere ya un diálogo en sí y un cuestionamiento de la función de tal”.
En tiempos donde las redes sociales están obsesionadas con la visibilidad y la autoimagen, su obra se enfoca en el extremo opuesto: “Precisamente corriendo hacia el otro lado, en una ausencia, en un bloqueo, ya que tanta información y saturación llega a despersonalizarnos”.
Este planteamiento se articula en torno al concepto de “antirretrato”, que él define como “un contraarchivo de una imagen”, simultáneamente negación y expansión del retrato hacia nuevos lenguajes visuales.

Cuestionar el entorno
El término Unportraited, acuñado por la curadora Gisela Oyuki, nombra esta exploración como un lenguaje expandido y colectivo.
Rodarte describe el trabajo conjunto con ella como fundamental: “Ella aterriza, organiza y concreta lo que yo planteo, que es precisamente la función de la curaduría”.
Las piezas desplazan la identidad del rostro a otros rastros del cuerpo y del entorno, tomando como referencia el barroco, que considera “la cúspide pictórica del retrato”.
Su obra plantea preguntas abiertas: “Me interesa cuestionar si el entorno hace al individuo o el individuo al entorno; busco que mi trabajo pueda lograr en el espectador un cuestionamiento propio y no asegurar o dogmatizar absolutamente nada, ya que para eso tenemos la ciencia”.
La exposición también establece un diálogo cultural entre México y Tailandia “bastante más de lo que nos podríamos imaginar”, asegura Rodarte, “ya que la ciudad de Bangkok me resulta irónicamente muy similar a Ciudad de México, donde habito actualmente, y a partir de ahí se generan muchas similitudes y resonancias en mi trabajo”.
Añade que este diálogo no se limita a la coincidencia de la efeméride diplomática: “Entre mi discurso y la reinterpretación del público debe haber una conversación, porque sin espectador, no hay obra”.

Para las infancias
Aunque su práctica ha transitado distintos soportes, la pintura sigue siendo el eje central, sin embargo,asegura que no puedo dejar de ver otros diálogos desde la pintura.
Sobre la integración de la videoinstalación, hay un uso distinto de diálogos, cada uno con su valor, ya que no está llevando una escultura a lo digital, sino utilizando los mismos valores independientes.
El fanzine creado para infancias refleja su interés por incluir nuevas generaciones en el acceso al arte: “Siempre he buscado que mi trabajo trate de incluir lo más que pueda, y me interesa mucho las nuevas generaciones; no quería que quedaran excluidos, sino más bien poder crear un puente con ellos y facilitarles un mayor entendimiento de mi trabajo”.
Con más de 20 años de trayectoria y exposiciones en ciudades como París, Los Ángeles, Varsovia y Ho Chi Minh, Rodarte ha desarrollado una práctica marcada por la investigación: “Me costaría más trabajo darte la segunda palabra, porque la primera sin duda sería investigación”
Dice que Unportraited representa un aprendizaje personal: “Esta exposición se acerca más a mi idea de que todos los elementos se sostengan por sí mismos, pero en conjunto logren una pieza unitaria”.
Sobre su futuro creativo, en su trabajo siempre surgen nuevos cuestionamientos a explorar, aunque todos se mantienen dentro de una misma línea. Rodarte afirma que no le interesa ser alguien que coleccione información, pues considera que uno de los peldaños del arte es la investigación.
Unportraited desplaza el foco del rostro hacia la materia, el cuerpo y el entorno, invitando a reconocer la esencia mutable de lo humano. La obra de Diego Rodarte no busca certezas absolutas, sino abrir espacios de duda y reflexión, recordando que el arte, más que representar, invita a pensar y a cuestionar la percepción contemporánea.
hc