Más Cultura

Acólitos del cuerpo

Bichos y parientes


La cultura occidental moderna ha estado amarrada a una soga dualista. Una cultura que divide entre cuerpo y alma, o cuerpo y mente, sirvió para fijar criterios y taxonomías de los juicios. Pero a la vez que aclaraba y ordenaba al mundo, adquirió un conflicto. No hay frontera entre mente y cuerpo. Por supuesto, hay criterios para afirmar, casi siempre, que algo pertenece a uno u otro sistema, pero es inútil suponer que un criterio dualista y simplificador pudiera dar razón de todo. No hay sistemas sin proposiciones indecidibles.

Muchas épocas han funcionado bien con la dualidad cuerpo–no cuerpo, o mente–cuerpo, o alma... Nuestra época, ya no. Quizá sea una compensación pendular en la historia del pensamiento y las ideologías. Los racionalistas (por ejemplo Descartes, Spinoza) reformaron el concepto de razón, mente, alma. La generación siguiente se dio a la tarea de pensar, clasificar, dividir y poner todo en esquemas y taxonomías. Luz y claridad: la Ilustración. Pero algunas cosas no se dejaban poner en orden. Y hoy le toca erguirse como problema a la parte que se suponía resuelta: el cuerpo.

En los siglos pasados, una definición mala o equívoca, o muy novedosa del alma podía llevar a su autor a los tribunales y calabozos, ya de las iglesias, ya del Estado. Hoy le toca al cuerpo: referirse al color de piel, características físicas, defectos, formas y usos puede desembocar en linchamientos, ostracismos y hasta cárcel. Una nueva Inquisición y unos nuevos ministros persiguen al habla y los vocabularios acerca del cuerpo con indignación, incluso con ira.

A los curas, obispos y personas bien pensantes de entonces, les entraba esa mezcla terrible de miedo e ira cuando su alma quedaba puesta en duda o mal descrita, igual que a muchos actuales académicos y personas bien pensantes de hoy, cuando topan con una mala alocución del cuerpo, sus partes y atributos.

A la postre, la impronta racionalista e ilustrada resultó admirable. Sucederá lo mismo con el impulso corporalista (digamos). Y las biopolíticas, los conflictos raciales, étnicos, las sexualidades, géneros, dejarán una impronta de civilización. Lo enojoso es el patrullaje de los acólitos. Sus iras y castigos temen a la libertad. Los inquisidores y policías, los de antaño como los de hoy, persiguen los malos usos y conceptos como si fueran delitos, no errores. Como no saben debatir o explicar, persiguen, acosan, castigan. Habrá que recordar que cuando los ilustrados ya no pudieron discutir en libertad comenzó el frenesí de las decapitaciones.
Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.