Jitomate, ajo y chile de Yahualica se mezclan con el crujir del birote tradicional de Guadalajara para darle sabor al platillo emblemático de la perla tapatía; la torta ahogada.
Un platillo por demás rico y con toda una tradición detrás que le dan identidad a Jalisco y que gracias a su sabor y su historia quedó el marcado en el Día Municipal de la Torta Ahogada qué se celebra cada 10 de septiembre.
Si bien en Jalisco hay cientos de puestos de tortas ahogadas cada uno tiene alguna particularidad que lo hace único y su sabor atrae a cientos de personas.
Marta Patricia Arceo Navarro continúa con una herencia de más de 30 años: servir las emblemáticas tortas de José “El de la Bicicleta”, un negocio que nació en la banqueta y que hoy es un punto obligado para locales y visitantes.
"La torta ahogada de José, El de la Bicicleta. Sus raíces son desde 1902, con el con la de picante y la carnita en 1912, después de la salida de Porfirio Díaz, ya es cuando entra el birote y se consolida lo que es una torta, ahogada a partir del birote, la carne y el picante 1912, ahí es donde se da el auge de la tortita ahogada y con José Bicicleta es que él que arma o forma la salsa", explicó.
José, fue conocido por recorrer las calles en bicicleta vendiendo la famosa torta ahogada, perfeccionó la preparación y receta que hasta hoy se mantiene intacta en el negocio que además conserva su esencia familiar. Y aunque hoy la competencia ha ocasionado una disminución en sus ventas diarias, Marta Patricia dice con orgullo que fueron las primeras tortas ahogadas en la Perla Tapatía.
"Hubo cientos miles, porque éramos las únicas, ahorita ya todo mundo vende tortas ahogadas. Hay de todos los estilos de varias formas, pero si somos las primeras, bajo mucho porque la competencia es competencia, sin embargo, se convirtió en un platillo casi exclusivo. Conservamos desde el papel, estraza el picante de Yahualica, el jitomate, puro, limpio y la carne de puerco", señaló.
La atención al cliente es el alma del negocio, Marta explica que desde pequeños aprendieron que de sus comensales depende la tradición de la familia, por eso el servicio es genuino, cercano y lleno de gratitud, lo que convierte cada visita en un encuentro cálido más allá de la torta.
"El trato con el cliente es una experiencia preciosa, es comida, eso llega al cuerpo, empiezas con la panza y es la forma de enamorar, la torta, ahogada o parte de lo que es el triunfo o la fama de José es que les llegas al corazón por la panza, se preparan ingredientes de muy buena calidad y el trato del cliente es genuino, te nace, es lo que aprendimos desde muy temprana edad", dijo.
Para quienes las prueban por primera vez, la experiencia es inolvidable, una explosión de sabores que despierta la dopamina y se convierte en un recuerdo de Guadalajara.
MC