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  • ⁠CdMx, bajo el agua: en sólo 90 días se rompen 5 récords por lluvia

Calles de la CdMx se inundaron como consecuencia de las intensas lluvias. | Foto: Cuartoscuro

Junio pasado fue el mes más lluvioso en la Ciudad de México, desde 1968, con el volumen suficiente para llenar 177 veces el Estadio Azteca.

La temporada de lluvias dejó cinco récords encadenados en menos de 90 días; las precipitaciones por volumen e intensidad rebasaron la capacidad del drenaje público y afectaron zonas del oriente y sur de la capital del país que produjeron cortes de servicio en el Metro, Metrobús y pausas operativas en el aeropuerto capitalino.

El balance surge de reportes del Gobierno de la Ciudad de México, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil (SGIRPC), el Sistema de Aguas (Sacmex) y el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), más partes del AICM y de movilidad.

En junio se registró el mes más lluvioso desde 1968 en la Ciudad de México, pues de acuerdo con las autoridades capitalinas se acumuló cerca de 337 millones de metros cúbicos, equivalentes a 177 Estadio Azteca llenos de agua.

Ese arranque dejó más de un centenar de encharcamientos y anegaciones importantes en vialidades como Viaducto y Calzada Zaragoza, entre las más afectadas. Ante esto, el 30 de junio la jefa de Gobierno, Clara Brugada, destacó lo atípico de la temporada de lluvias: “en 20 años sólo hemos sufrido esto seis veces, es decir, que está lloviendo muy fuerte”.

En julio las lluvias impusieron otra marca histórica para ese mes, con casi 298 milímetros, lo que representa casi el doble del promedio histórico que reporta el Sistema Metereológico Nacional desde 1950. La capital activó alertas naranjas y rojas y las colonias del sur y oriente tomaron la mayor parte del golpe, con reportes reiterados en Tláhuac, Xochimilco, Tlalpan e Iztapalapa.

Además, el 31 de julio cayó el mayor volumen diario de la temporada. Sacmex estimó 38 millones de metros cúbicos sobre la ciudad y 78 millones en el Valle de México, equivalentes a 41 Estadio Azteca llenos, respectivamente. El Metrobús cerró estaciones en Insurgentes Sur, el Metro operó con marcha lenta en la Línea 2 y el Tren Ligero dejó de operar hasta el siguiente día.

Calles de la CdMx se inundaron como consecuencia las intensas lluvias.
Se registraron fuertes precipitaciones en la capital del país. | Foto: Cuartoscuro

La jefa de Gobierno volvió a señalar la intensidad las precipitaciones en la ciudad al publicar en sus redes sociales que “estamos sufriendo lluvias muy grandes, desmedidas desde que arrancó la temporada, pero el día de ayer (31 de julio) fue la más fuerte”.

Justamente esas lluvias provocaron que el drenaje profundo se saturaran tras operar a su máxima capacidad de 130 metros cúbicos por segundo hacia el río Tula, informó el secretario de Gestión Integral del Agua, Mario Esparza, quien también agradeció la coordinación con la Comisión Nacional del Agua y los gobiernos estatales del Estado de México e Hidalgo.

El 10 de agosto se registró un nuevo récord, pues en tan solo 20 minutos la estación pluvial del Zócalo midió una intensidad sin precedente para este punto. Fueron entre 84 y 84.5 mm de lluvia en ese punto específico de la ciudad, algo que no se observaba en los registros de Conagua desde 1952.

Los estragos de esa lluvia también se extendieron hacia el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, que suspendió operaciones por horas y algunas pistas no se utilizaron hasta las primeras horas del 11 de agosto.

Pese a llevar varios récords de lluvias, el 27 de septiembre el oriente rompió marcas zonales. La Quebradora en Iztapalapa registró 90.75 mm, Lomas de Zaragoza 76.4 y Ejército de Oriente 73.75; el gobierno capitalino emitió alertas y se reforzaron cuadrillas en Tláhuac y colonias altas.

Además, el gobierno capitalino señaló que la lluvia de ese día se ubicó como la más intensa de los últimos 34 años, superando el registro del 10 de agosto. Ante este nuevo récord, Clara Brugada destacuó que en menos de 24 horas se logró desfogar el 90 por ciento de todas las inundaciones generadas en la capital; sin embargo, vialidades anegadas como Calzada Ignacio Zaragoza reportaron decenas de automóviles bajo la lluvia.

En el Estado de México, las mismas lluvias registradas desde julio pasado han afectado vialidades de municipios como Tecámac, Ecatepec, Coacalco, Tultitlán y Naucalpan. La México-Querétaro tuvo cierres por espejo de agua y, una semana después, Nezahualcóyotl resentía encharcamientos en sus límites con Iztapalapa.

La cadena de episodios tuvo efectos operativos visibles a tal punto que las autoridades responsables del drenaje profundo trabajaron al límite con equipos de bombeo y el programa Tlaloque; Protección Civil activó protocolos por granizo y descargas eléctricas en corredores vulnerables por pendientes, basura y obra a ras de cauce.

Los cinco récords reflejan los diferentes escenarios que agrupan la severidad de la temporada de lluvias. Dos picos mensuales describen abundancia sostenida, el máximo diario captura la carga al sistema en pocas horas y las marcas por estación retratan la violencia puntual de la lluvia en los embudos urbanos que saturan el alcantarillado.

Calles de la CdMx se inundaron como consecuencia las intensas lluvias.
Las intensas lluvias afectaron la circulación en diversas vialidades de la capital. | Foto: Cuartoscuro

En calles, los daños siguieron la geografía históricamente conocida. El oriente padece pendientes que descargan en avenidas estrechas y el sur convive con suelos que se saturan con rapidez; a eso se suman coladeras tapadas y un crecimiento que selló antiguos escurrimientos con concreto y lámina.

Drenaje de la ciudad 

La ciudad aprendió a vivir con el agua desde que se excavó el drenaje profundo en los setenta, una columna vertebral que saca los excedentes hacia el norte y que, con miles de kilómetros de tuberías, sostuvo décadas de crecimiento urbano. El problema es que el ritmo de la urbanización dejó menos suelo que absorba y más superficie dura que acelera cada escurrimiento.

Para devolverle holgura al sistema, en 2019 se añadió el Túnel Emisor Oriente, un conducto de 62 kilómetros a más de 100 metros de profundidad y con nueve metros de diámetro. Funciona como válvula de alivio cuando las tormentas rebasan la capacidad del emisor central y los interceptores. Cuando el pico llega en minutos, el objetivo es evacuar sin reventar atarjeas ni provocar retornos por coladeras.

A ras de calle, los vasos reguladores se volvieron decisivos. La Quebradora en Iztapalapa es un ejemplo de acupuntura urbana que capta escurrimientos de ladera y los infiltra antes de que bajen como lámina hacia Ermita. En temporadas como la de este año operan como pulmones que compran tiempo al drenaje; si se compactan o se ocupan de otro modo, la carga corre directo a las avenidas.

La respuesta operativa combina cuadrillas, camiones hidroneumáticos y bombas de alta capacidad. Este año la jefa de Gobierno, Clara Brugada, encabezó la entrega de 260 vehículos y equipos especializados para mejorar la respuesta a emergencias provocadas por las lluvias para desazolvar, succionar y bombear en los puntos críticos para que los túneles reciban el caudal sin que el agua tome por asalto el transporte.

LP

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Rafael López Méndez
  • Rafael López Méndez
  • Formado en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García; con más de 20 años de experiencia en medios escritos. Especialista en análisis de datos, seguridad, migración y procesos electorales. Melómano de tiempo completo y fiel seguidor de la Fórmula 1.
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