Más de 24 horas son lo que han esperado las personas en la Nueva Central Camionera de Tlaquepaque, Jalisco con la esperanza de que finalicen los bloqueos en las carreteras jaliscienses por las protestas de los agricultores.
“Ya queremos regresar, estamos cansados de estar sentados, acostados aquí en el piso, yo acabo de ir a preguntar pero nos dicen que todavía están cerradas las carreteras y no hay salida”, expresa Gustavo, uno de los afectados.
En su mayoría son personas que viajaron a Jalisco por un cita médica, lo que ha hecho que la travesía sea compleja, debido a que han tenido que dormir en el frío piso de la central de autobuses, con el dinero insuficiente para poder comprar comida, y ni se diga buscar un lugar para hospedarse, porque eso implicaría quedarse sin el dinero para regresar a sus hogares.
"Aquí estamos anclados porque ya no hubo nada, ni para allá, ni para acá, el dinero ya se agotó y también para comer, todos estamos aquí sufriendo y batallando, no solo yo, todos en general", dijo Alberto, uno más de los ciudadanos que han visto afectada su vida cotidiana a causa de los bloqueos carreteros.
Perderán trabajos y su futuro
Hay quienes como Virginia Hernández López, han realizado viajes muy largos con el fin de regresar por una temporada con sus familias, sin embargo, la situación no les permite concluir con su travesía.
“Vengo de Tijuana y nos quedamos en la caseta de El Arenal como cuatro horas detenidos y de ahí nos trajeron aquí a las 11 de la mañana, hemos estado intentando llegar a La Huerta, Jalisco pero está cerrado”, relatan.
Hay casos de gente que viajó desde los Estados Unidos para ir a sus pueblos natales a visitar a su familiar o estar a junto a ellos en un momento difícil, como es la sepultura de sus seres queridos, dejando el trabajo tirado y que al final pareciera que no valió la pena, porque no llegarán a tiempo.
"Tenemos desde ayer aquí y no podemos estar con nuestra familia, mañana sepultan a nuestro Familiar, perdimos trabajo y todo por venir a esta emergencia", lamentan.
Solidaridad y esperanza en medio de la incertidumbre
Una familia llegó con 300 tamales para repartir a las personas que están varadas, pero a pesar de la cantidad no fueron suficientes y la gran mayoría no alcanzaron algo de comer.
“Hicimos 300, desgraciadamente mucha gente no va a alcanzar, hubiéramos querido dar más, pero no se pudo”, dijo Patricia Gómez, la benefactora que, alimentó aunque sea un poco a quien atraviesa por momentos complicados.
Maletas en el suelo, sillas ocupadas, niños, adultos mayores y familias completas se la pasan buscando un rincón para poder descansar y hacer que la espera sea un poco más sencilla, pero al final, ellos saben que no hay fecha pronosticada que dicte el final de este martirio.
OV