DOMINGA.– Casi nueve millones de mexicanos recorren las calles y carreteras del país en moto. Están las sencillas y aguantadoras de transporte y reparto, ahí no hay vanidad: son herramientas de trabajo. Pero hay estudiantes que adoran su Scooter tipo Vespa porque van cerca, no cambian velocidades y colocan sus pies en un pisito.
Están los motociclistas que gozan de las curvas en sus aerodinámicas Sport, agachando sus cuerpos y aferrándose a la máquina; los que se sienten los malos de la película con su Choper ‘tuneada’, o van en su Cruiser con brazos extendidos y espalda recta para las “rodadas” respetables que van en grupo.
Los que no esconden nada eligen su Naked, con motores y cadenas a la vista y, para quienes desean lo mejor de los mundos –más rápido, más lejos–, qué mejor que una Sport Touring. Desde luego, los que ven pasar el mundo más tranqui eligen las Turismo con sus cómodos asientos, parabrisas y maleteros para acampar.
Las motos están rodando por todas partes y pisando fuerte. México se vuelve territorio con casco. Estos cinco estados representan la mitad del parque nacional. El Estado de México es el que suma más motocicletas y motonetas, pues su enorme población las demanda para moverse y trabajar, entre perfiles de trabajadores urbanos, repartidores, estudiantes, adultos jóvenes, recreativos y fans del automovilismo.
Pero en términos de penetración por persona, los que más dependen de estos vehículos son Jalisco y Guanajuato, pues casi 10% de su gente los usa. Veracruz es el más discreto del Top 5 y más chilangos habrán de animarse a ponerse el casco en razón de los cada vez peores embotellamientos viales.
Repartidores con casco, moto… y con IMSS
Por cierto, si bien hay unos 300 mil repartidores registrados en el IMSS que trabajan para las plataformas Uber, Rappi, Amazon y Mercado Libre –faltan los de DidiFood, por cierto–, hay muchos más en farmacias (Guadalajara, San Pablo, Del Ahorro), pizzerías (Domino’s, Pizza Hut), fast food (KFC, Sushi itto), paquetería (Fedex, UPS, Estafeta) y supermercados.
Además de los miles de restaurantes, empresas medianas y negocitos que ofrecen o usan entrega de paquetería. Tan sólo en delivery de comida, el mercado en 2024 alcanzó ingresos por 2 mil 530 millones de dólares, según Statista Market Insights. Y adivinen a bordo de qué llegaron esos paquetes. Sí, de motos.
Las rodadas y los motoclubes para todos los gustos
Ya pasaron 15 años desde que Édgar Yrazaba, quien vive por Six Flags pero que trabaja en Coyoacán, decidió comprarse una Suzuki 150 cc, para reducir las dos horas y media que tardaba en llegar de un punto a otro de la Ciudad de México. “Era pequeña, no una de pizzero, pero buena, para aprender”. Así la usó hasta que conoció en redes sociales el Foro del Club Suzuki GZ 150.
Empezaron las rodadas y su vehículo de transporte se convirtió en “el hobby más maravilloso de la vida”. Él respeta pero no gusta de los motoclubes de chalecos de cuero con calaveras, organigramas a la usanza militar ni las rodadas masivas, como estilan –entre otros– grupos de Harley-Davidson.
“Hay eventos que reúnen a cientos o miles, uno es el De Sol a Sol, que salen de Veracruz a las 6:00 am y llegan a Acapulco a las 6:00 pm., otros van a Mazatlán, a Zacatecas, eventos muy grandes, o el AcaFest, también conocido como ‘ChacaFest’, pues reúne a lo peor de la sociedad motociclística”, dice sin diplomacia.
Édgar indica que “el grupo con mayor convocatoria se llama 1200 –por el tamaño de motor–, una medida a la que cualquiera aspira, pero hay de 1800 cc, que ya son motos enormes”. Hoy tiene una Suzuki 800 cc., a la que le pone 800 pesos mensuales de gasolina (y sigue ahorrando porque va por más).
Italika domina el mercado mexicano de las motos y va por más
Casi 7% de la población mexicana tiene una moto. “No es sólo un vehículo. Es una solución de vida. Cada compra es una decisión que impacta el presente y el futuro de nuestros usuarios”, dice Raúl Guendulain, mercadólogo egresado de Kellogg Northwestern y director de Marketing de GS Motos con Italika.
GS Motos tardó siete años en vender un millón de motocicletas, pero duplicó esa cifra en tres años. Hoy, dice orgulloso Guendulain, “hemos superado las 10 millones de unidades vendidas en México”, luego de armarlas en dos plantas con piezas 70% chinas y 30% mexicanas. Sus números, ciertamente, apabullan, incluso rebasan la cifra que se maneja en la industria respecto a las unidades que circulan en México: casi nueve millones.
Como sea, esta marca dice acaparar 60% del mercado nacional, con 3 mil 500 puntos de venta, obviamente usando las fortalezas de su conglomerado, el Grupo Salinas: tiendas Elektra, promoción en TV Azteca y financiamiento de Banco Azteca. Si bien se les ubica en la base de la pirámide de usuarios, van por más con unidades no sólo para trabajo, sino también con motos de vida urbana, recreativas, doble propósito –para asfalto y terracería–, incluso deportivas.
El encanto de las motos fifí
Alberto Bernal trabaja en una concesionaria de BMW y confirma que incluso entre los clientes de esta marca la tendencia sigue siendo la básica: movilidad. Dice que el perfil típico del usuario del segmento son personas de 35 años en adelante, con poder adquisitivo medio-alto, con cierta experiencia y conocidos que ya tienen una BMW de alta cilindrada.
“Es gente con ingresos netos mensuales de 50 mil pesos y de ahí hasta el cielo”, que les permite adquirir de contado u obtener un crédito para hacerse de una máquina de entre 320 mil y 690 mil pesos. “La mitad de los clientes mayores de 35 son solteros, ya sea divorciados, viudos o sin pareja: no tienen que consultar con otra persona al comprar la motocicleta, porque sí, es una inversión importante”.
Pero más allá del precio, nos dice Bernal, “una BMW tiene su encanto: uno puede llegar, presumir, ser visto y que te pregunten por tu moto”.
Cuídate… tú eres “la carrocería”
Noventa por ciento de las muertes por eventos viales se producen en países de ingresos medios o bajos. Mueren más en África y menos en Europa, pero incluso en países ricos, es la gente pobre la que se accidenta más. Es decir, las lesiones están relacionadas con la formación, incluida la cultura vial. Los que usan bien un casco tienen seis veces menos probabilidad de morir y 74% menos posibilidades de riesgos de lesión cerebral. Todo esto según la Organización Mundial de la Salud.
“En México se ven más accidentes desde la pandemia”, opina el experimentado Édgar Yrazaba. “Muchos novatos compraron motos y no toman las medidas adecuadas”. O sea manejan rápido, no traen casco, zigzaguean imprudentes entre carriles. Él, a pesar de sumar 14 caídas –una en carretera– no ha tocado ningún hospital, no cuenta fracturas ni ambulancias. “He tenido suerte, pero también siempre ando con todo el equipo de protección”.
Haz cuentas: no todo es la máquina
De acuerdo a los entrevistados para este DataHilo, las cinco principales motivaciones de los usuarios mexicanos para hacerse de una moto es el ahorro, el bajo consumo de combustible, el costo accesible, tener una herramienta de trabajo o simplemente estilo de vida.
Pero dependiendo de la moto, los costos pueden dispararse. “Estimo que el equipo completo cuesta unos 100 mil pesos”, informa Alberto Bernal, de BMW. Si alguien quiere su traje, casco, más maletas, GPS, algún accesorio de faros en ese tipo de motos, debe considerar el costo. “Sí es caro, pero la calidad y la tecnología de los productos es óptima”. Y ojo, hay algo que no admite atajos: “Tu casco, en eso no debes escatimar”, recomienda.
Ahora bien, un rango de equipamiento adecuado, no de alta gama ni tampoco demasiado básico, muestra costos más moderados. La suma total puede ubicarse aproximadamente entre 7 mil y 30 mil para un equipo decente. “Pero si quieres un buen mono o traje de protección para pista, está en 30 mil pesos, el puro overol de piel con protecciones”, advierte Édgar Yrazaba. Y todo esto, por cierto, es importado. Fabricar motopartes y equipamiento es una asignatura que en México sigue pendiente.
GSC/ ASG