Tras cuatro periodos que sumó una década de la era panista en San Pedro Garza García, Mauricio Fernández Garza dejó un legado como alcalde, servidor público, empresario y promotor de la cultura tras fallecer el pasado 22 de septiembre.
Llamado de cariño el Tío Mau, se convirtió en realidad en el Tiranosaurio Rex de la política y convirtió al municipio que gobernó en el más rico y con mayor Producto Interno Bruto Per Cápita de Latinoamérica.
El cáncer que padeció desde hace seis años en uno de sus pulmones acabó con su vida, pero no con su legado empresarial, cultural, político y paleontológico.
El 31 de diciembre de 2020, Mauricio fue sometido a una intervención quirúrgica, en donde le extirparon la próstata por un tumor cancerígeno.
Un año después, tras ser derrotado por el independiente Miguel Treviño, el problema continuó en otra parte de su cuerpo, pues fue hospitalizado para realizarle una intervención quirúrgica y retirarle un tumor cancerígeno. Sin embargo, Mauricio anunció el 28 de febrero de 2025 que el cáncer volvió a su organismo, pero continuó en forma normal al frente del Gobierno sampetrino.
El 15 de septiembre pasado anunció públicamente una licencia para separarse del cargo temporalmente por cuestiones de salud y que había dejado todo tratamiento contra el cáncer.
Pero no concluyó el plazo, pues siete días después el ingeniero falleció. Fue despedido por personajes, amigos y familiares de la clase empresarial local y nacional en diferentes homenajes, donde se exaltó su legado.
Fue el hombre rudo por tener a su municipio fuera del péndulo de la inseguridad, y refundir en la cárcel a los criminales durante los tiempos de violencia feroz que azotó a Nuevo León... y lo logró.
Se peleó, se amparó y denunció penalmente a magistrados, jueces y casineros para evitar a toda costa que las casas de apuestas se instalaran en el municipio de sus amores. Y también lo logró.
Consiguió además convertir un pequeño barrio de residencias a finales de los ochenta en una exclusiva ciudad poderosa donde cohabitan corporativos y holdings empresariales y financieros globales, además de la instalación de los primeros malls y sofisticados centros comerciales.
Se fue del plano terrenal a uno celestial donde su legado persistirá por décadas en sus obras, en el nombre de uno de los fósiles de dinosaurios que descubrió, en sus museos, en la ciudadanía que siempre lo apoyó y ahora en la Calzada que lleva su nombre: Mauricio Fernández Garza.
mrg
