Comunidad

Entre lágrimas y recuerdos, miles visitan el panteón municipal de Pachuca este Día de Muertos

Los familiares acudieron desde temprano para limpiar tumbas y colocar flores este domingo 2 de noviembre.

La gente entra a prisa, otros caminan despacio, unos van en silencio, otros platican, unos llevan flores de cempasúchil en las manos y otros se persigan frente a la capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Todos vienen a lo mismo, a ver a los suyos, a aquellos que ya no están.

Es domingo 2 de noviembre, Día muertos, y en el panteón municipal de Pachuca entran y salen personas. Tras cruzar la entrada principal ignoran la tumba del general Felipe Ángeles, tampoco leen la letanía escrita sobre una placa de mármol que les da la bienvenida.

La entrada principal del panteón, luego de pasar un arco de tabiques y fierro, es un río de gente. Caminan sobre el asfalto para internarse entre las tumbas y llegar con sus familiares, limpiar su última morada y dejarles flores.

Recuerdan con cariño a los que ya no están

Gloria Vega se persigna frente a la tumba de sus padres, José Vega Ledezma y Fidencia Jiménez López. Dejó flores de cempasúchil en su lápida. Gloria no recuerda de qué murieron sus papás ni en qué año, pero dice que ambos eran buenas gentes.

La voz de Cristina López se ahoga al recordar el fallecimiento de sus padres, Ismael López Acosta y Margarita Fernández Chaparro. Su padre falleció hace 12 años y su mamá apenas hace dos. Su voz sale de su ahogamiento con apenas tres hilos para decir cómo los recuerda: “con mucho amor”. No dice más.

La muerte une a las personas en el dolor y en el recuerdo. Hoy, en familia, limpian las tumbas de sus muertos con palas, azadones, les colocan flores, las riegan, unos entre pláticas, otros en silencio. Son hijas, hijos, esposas, esposos, nietos. Están reunidos por sus muertos.

El dato

Panteón municipal de Pachuca

Abrió sus puertas el 1 de enero de 1901, tiene una extensión de 350 mil metros cuadrados, cuenta con 44 mil tumbas, de las cuales 33 mil ubicadas en la zona de perpetuidad y 11 mil en la zona de ampliación, ambas zonas ocupadas en su totalidad.

​De las 44 mil tumbas del panteón municipal de Pachuca destacan la primer fosa de una niña -Tomasa Cruz-, la tumba del ex gobernador Pedro Ladislao Gutiérrez y el monumento dedicado al General Felipe Ángeles.

Minutos después de las diez de la mañana y la gente sigue llegando para estar unos minutos con sus difuntos, aquellos que han dejado esta vida y que aún viven en la memoria de sus descendientes.

María Elena Islas Acosta, es originaria de Pachuca y hoy ha venido al cementerio para visitar a sus papás y a su esposo. Los tres están en el mismo sitio, sus padres enterrados y su esposo en una urna.

Santos Islas Pérez era su padre, Dionisia Acosta Nieto su madre y su esposo Feliciano Tovar Soto. Su papá falleció de manera natural en 2005 y su mamá en 1996. En 2020 su esposo perdió la vida en plena pandemia, pero no de covid-19, se le complicó un problema en el vaso digestivo y en los hospitales no había ni sangre para una transfusión ni camas.

“Recuerdo a mis padres con mucho cariño, con mucho amor, mi papá tenía una tienda de abarrotes en la calle de Patoni, aquí en Pachuca, era un poco regañón pero nos quería mucho, procuró que no nos faltara nada; mi mamá era de Real del Monte y era muy linda, nos quería mucho a todos, no nos dejaba nunca sin comer, nos procuraba, fuimos siete hermanos y a todos no nos faltó nada”, cuenta María Elena.

Recuerda a su esposo como un hombre cariñoso, “tomador”, alegre. Junto a la urna de su esposo hay otra vacía. Dice María Elena que es la suya para cuando deje esta vida.

El sol de la mañana no tiene piedad y no hay nubes que detengan su furia. Este domingo es de mayor afluencia que el día primero de noviembre. Las autoridades esperan la visita de 25 mil personas.

Marco Apolo Aldana vino al cementerio a ver a su madre, a su padre, sus tíos, primos, sobrinos. Son cerca de 20 personas enterradas en el panteón, los visita a todos.

“Paso a recorrer todas las tumbas, pero en sí vengo a ver a mi papá, mi mamá, mis primos que están a un lado, atrás están mis tíos que son hermanos de mi papá, allá adelante tengo otro tío, su esposa, primas y tíos por parte de mi mamá”, dice.

Dentro de una capilla está Ricardo Arellano, él viene a ver al cementerio su mamá Carmen Ramírez, su hermana Teodora Arellano, a su abuela Trinidad y a su tía Magdalena.

Silvia López no puede contener el llanto al recordar a su padre, Norberto López, quien falleció de enfisema pulmonar hace diez años. Dice que era “muy buen padre, lo recuerdo con mucho cariño, vio por mis hijas, no puedo hablar mal mi papá, le agradezco que me haya traído a esta vida”.

La gente sigue llegando al panteón municipal y otros se van luego de estar con sus muertos. La letanía sobre la placa de mármol que las personas no se detienen a leer en la entrada del cementerio dice así: aquí donde la eternidad empieza es polvo y nada la mundanal grandeza.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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