En un contexto donde las enfermedades crónicas avanzan de manera sostenida, adquiere relevancia un enfoque que invita a comprender la salud desde una perspectiva amplia e integradora.
La medicina funcional, desarrollada en 1991, cuestiona los límites del modelo tradicional y propone entender al organismo como un sistema interconectado, capaz de activar sus propios mecanismos de auto-sanación cuando se le proporcionan las condiciones adecuadas.
"En primer lugar, este modelo se centra en la persona, no en la enfermedad. En segundo lugar, reconoce que el organismo funciona como una unidad integrada; no podemos seguir fragmentándolo en órganos, sistemas o especialidades. Y, en tercer lugar, reconoce que el cuerpo posee mecanismos propios de auto-sanación. Eso significa que debemos crear las condiciones adecuadas para que recupere el balance que naturalmente debe mantener", explicó Alexander O. Krouham, autor del libro Medicina Funcional.
Desde esta perspectiva, las enfermedades crónicas no se entienden como hechos aislados, sino como la consecuencia acumulada de múltiples factores: una alimentación deficiente, el sedentarismo, el estrés sostenido, la exposición a ambientes tóxicos y la falta de descanso reparador. Este enfoque coloca nuevamente a la persona en el centro, no solo como paciente, sino como agente activo en la construcción de su bienestar.
"La salud equivale a vivir al máximo potencial físico, mental y emocional. Este modelo ofrece herramientas, conocimiento y una forma distinta de cuestionar los hábitos para ejecutar cambios que permitan alcanzar una mejor versión de uno mismo", añadió el especialista.
En su obra, presenta una guía accesible que busca ampliar la comprensión del lector sobre su propio organismo. No se trata de un texto dirigido exclusivamente a especialistas, sino de un análisis claro y fundamentado que aborda cómo prevenir el deterioro, fortalecer los sistemas internos y favorecer procesos de recuperación.
Krouham enfatizo que el propósito del libro es proporcionar elementos que permitan comprender qué ocurre en el cuerpo y cómo intervenir de manera informada para mejorar la calidad de vida.
El mensaje final es contundente: no basta con atender los síntomas ni con mantener una visión fragmentada de la salud. La propuesta es asumir un rol activo, recuperar el control del bienestar personal y generar las condiciones que permitan vivir con mayor plenitud.
La medicina funcional no promete soluciones inmediatas, pero ofrece una ruta clara para transformar hábitos, prevenir complicaciones y construir un estado de salud sostenido a largo plazo.
grt