Alan Jair Álvarez Andrade, policía de Guadalajara, decidió donar sus órganos y dio nueva vida tras su fallecimiento. En redes sociales de la corporación se compartió el momento en que con una ovación reconocieron su última voluntad en el Centro Médico de Occidente
“Pudo ayudar a más gente aún muerto y es lo que hacía él siempre, ayudan a otras personas antes que a él mismo”, comentó al respecto Luis Ramón Álvarez Barraza, su papá.
Alan era un hombre sano y fuerte, pero sin previo aviso el 23 de agosto tuvo migrañas por lo que fue internado para su atención.
“Lo llevé y le detectaron que andaba mal, nos dieron pase para la 14 y ya en la 14 nos dijeron que había tenido un aneurisma que le reventó y le provocó una convulsión”, comentó
El 1 de septiembre Alan fue declarado con muerte cerebral tras un derrame y el 2 de septiembre falleció. Antes de dejar este mundo el joven de 32 años había externado a su familia en varias ocasiones que quería donar sus órganos en caso de morir, inspirado por el reciente fallecimiento de su tía y abuela.
Aquí el video de los aplausos para reconocer el oficial Alan Jair
Siempre recordaremos a Alan Jair Álvarez Andrade como un hermano y héroe que se convirtió en esperanza de vida para más personas. pic.twitter.com/MIhw6KWbxR
— Policía de Guadalajara (@PoliciaGDL) September 2, 2025
Siguió los pasos de su padre en la comisaría
Alan laboró durante cinco años como policía en la Comisaría de Guadalajara, desde niño supo que quería seguir los pasos de su padre.
“Pues siempre me veía uniformado, antes de ser policía tenía una tortillería y cuando me invitan a trabajar a la policía, se entusiasmaba, me presumía con sus amigos y me decía, cuando sea grande quiero ser policía y yo sí mijo no hay problema, adelante”.
Luis Ramón Álvarez Barraza tiene una trayectoria de 28 años en la Comisaría de Guadalajara, sus compañeros conocían a su hijo como “Barracita”. Don Luis está a poco tiempo de jubilarse y tenía la esperanza de que Alan permaneciera en la Comisaría por muchos más años.
“Ya casi me jubilo yo y les presumía a mis compañeros que me voy yo pero voy a dejar a mi hijo y él va a seguir mis pasos”.

Tras su muerte, Alan donó sus dos riñones, hígado, córnea, piel y hueso, lo que beneficiará a seis personas.
“Mi recomendación es que se animen a donar órganos porque en realidad no se va, se queda con otras personas y da vida a otras personas y eso a mí sí me llena de mucho orgullo”.
De acuerdo con la Comisaría de Guadalajara, Alan fue parte de la Generación 112 de la Academia de Formación y Profesionalización Policial de la Comisaría de Seguridad Ciudadana de Guadalajara, su primera encomienda fue preservar la tranquilidad en la comunidad Oblatos, para posteriormente participar en diferentes agrupamientos.
Su último encargo, lo desempeñó como monitorista de las zonas Pulso de Vida, en el C5 Guadalajara, donde a decir de la corporación tapatía lo hizo con solidaridad, alegría, entusiasmo y dejó una huella indeleble en sus compañeras y compañeros.
SRN