Donald Trump no perdió tiempo tras su juramentación, en su primer día como presidente de Estados Unidos firmó una decena de órdenes, entre ellas, la salida de su país del Acuerdo de París y de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El empresario concretó lo que no pudo en su primera administración: en julio de 2020 había intentado romper lazos de manera definitiva con la organización, sin embargo, la medida no duró mucho, ya que el presidente Joe Biden revirtió la decisión tras asumir la presidencia en enero de 2021.
Ahora, cuatro años después y desde la Oficina Oval, Trump firmó la orden ejecutiva con la que se inicia el proceso. La orden se consumará dentro de un año (a partir de la notificación oficial a las Naciones Unidas y la OMS).
El mandatario asegura que la OMS ha “fracasado en adoptar reformas urgentemente necesarias”, y ha mostrado “incapacidad para demostrar independencia de la influencia política inapropiada de los estados miembros”, así mismo, acusó a la organización de exigir pagos “injustamente onerosos”.
Con su salida, se plantea poner en pausa la transferencia de fondos, apoyo o recursos. Además, implica que el personal federal o contratistas del gobierno sean retirados de la organización y reasignados, como señala la orden ejecutiva.

El presidente también ordenó identificar nuevos socios estadounidenses e internacionales “creíbles y transparentes para asumir las actividades necesarias previamente emprendidas por la OMS”.
Además, el secretario de Estado tendrá a su cargo el cese de las negociaciones sobre el acuerdo sobre la pandemia que los países miembros de la OMS han intentado consolidar en los últimos años.
¿Cuáles son las implicaciones?
El financiamiento de la OMS proviene de dos fuentes principales: contribuciones voluntarias y aportaciones a través de las membresías de los Estados Miembros, estas últimas dependen del porcentaje del producto interno bruto de los países (el porcentaje lo acuerda la Asamblea General de las Naciones Unidas).
Cada dos años los Estados Miembros aprueban este porcentaje durante la Asamblea Mundial de la Salud, como explica la organización. En las últimas décadas, Estados Unidos se ha convertido en el principal donante. Entre 2022 y 2023 destinó mil 284 millones de dólares.
La retirada de Estados Unidos implicaría una pérdida enorme del presupuesto básico de la OMS. Lawrence Gostin, director del Centro Colaborador de la OMS dijo a AP que la retirada “haría el mundo mucho menos saludable y seguro”.
My thoughts on why WHO is essential – and why the U.S. decision to withdraw is dangerous. pic.twitter.com/L8IyfU7bwF
— Dr. Tom Frieden (@DrTomFrieden) January 21, 2025
Y es que, entre la larga lista de actividades, la agencia de salud actualmente coordina la respuesta mundial ante amenazas sanitarias a nivel planetario, la investigación de enfermedades infecciosas y ayuda a distribuir vacunas. Un menor ingreso podría entorpecer sus funciones.
“No podemos hacer que la OMS sea más eficaz si nos alejamos de ella. La decisión de retirarnos debilita la influencia de Estados Unidos, aumenta el riesgo de una pandemia mortal y nos hace a todos menos seguros”, planteó el Dr. Tom Frieden, ex comisionado de Salud de Nueva York, desde su cuenta de X.
Con el pie afuera del Acuerdo de París
Hasta el 20 de enero, Irán, Libia y Yemen eran los únicos países fuera del Acuerdo de París, un pacto acordado para combatir la crisis climática. Ahora, Estados Unidos se suma a la lista, luego de que Trump firmara una orden ejecutiva para su salida, misma que se hará oficial el próximo año.
El acuerdo se estableció con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, los diferentes miembros del acuerdo de París contemplan políticas y regulaciones, así como la inversión en tecnologías de energía limpia que permitan reducir la dependencia de combustibles fósiles.

No obstante, para Trump, el camino va en sentido opuesto: planea redoblar esfuerzos para la extracción de estos combustibles, basta recordar que uno de sus lemas de campaña fue “perforar, perforar, perforar” (en referencia a la extracción de petróleo). El mismo día en que firmó la salida del Acuerdo de París, declaró una “emergencia energética nacional”, con la que buscará emprender lo que ha calificado como la nueva era del “dominio energético”.
“La insuficiente producción, transporte, refinación y generación de energía de los Estados Unidos constituye una amenaza inusual y extraordinaria para la economía, la seguridad nacional y la política exterior de nuestro país”, señala la orden.
La medida ya le ha valido críticas tanto dentro como fuera de Estados Unidos. La presidenta de México, Claudia Sheinbaum aseguró que "entre todos los países deberíamos trabajar para reducir los impactos del cambio climático".
Por su parte, Paul O´Brien, director ejecutivo de Amnistía Internacional en Estados Unidos alertó que "como uno de los mayores emisores de carbono en el mundo", el país debería estar liderando el rumbo para abandonar los combustible fósiles.
"Al negar unirse a la comunidad internacional (...) el presidente Trump está eludiendo esa responsabilidad. Peor aún, una decisión así solo servirá para alentar a otros dirigentes a seguir su ejemplo", alertó.
Al día de hoy, y según datos del Atlas Global de Carbono, uno de los principales emisores de gases de efecto invernadero, como CO2 — compuesto sumamente contaminante— es Estados Unidos. Solo en 2023 emitió 4 mil 911 millones de toneladas de CO2 por uso de combustibles fósiles.
El panorama actual agrava el desafío que representará para el mundo reducir sus emisiones, meta que ya parecía lejana. Desde 2005 Estados Unidos sólo ha disminuido un 20% sus emisiones.
En 2020 Trump había implementado esta misma medida. Tanto en aquel entonces, como ahora, el objetivo planteado de mantener las temperaturas mundiales por debajo de los 2 grados centígrados en comparación con los niveles preindustriales parece alejarse aún más.

La comunidad científica ha advertido que las consecuencias del cambio climático pueden ser graves y tener impacto en todo el mundo. El aumento drástico del nivel del mar es uno de los puntos que plantea mayor amenaza.
¿De qué depende la salida de Estados Unidos?
De acuerdo con Lawrence Gostin, presidente de Derecho de la Salud Global en la Universidad de Georgetown, la decisión de Trump de sacar al país de la OMS se dio de manera unilateral y requiere aprobación del Congreso debido a que Estados Unidos se unió a la organización mediante una ley emanada de él.
“Su decisión es demasiado catastrófica para tomarla sin el apoyo del Congreso y de los tribunales. Como director de un centro de la OMS, estoy considerando presentar una demanda”, anunció en su cuenta de X.
El país está obligado a avisar sus intenciones de salida con un año de antelación, por lo que aún debe cumplir con sus obligaciones financieras con la OMS.
En el caso del Acuerdo de París, la medida adoptada entrará en vigor un año después de que la ONU haya recibido la notificación oficial. De acuerdo con la Asociación de Abogados de Estados Unidos, las órdenes emitidas por el presidente no requieren aprobación del Congreso y los legisladores tampoco pueden revocarlas directamente.
No obstante, se pueden frenar, pues el Congreso tiene la facultad de eliminar fondos o implementar algunas estrategias que obstaculicen su ejecución.
LHM