Mantener vivas las tradiciones mexicanas es una labor que va más allá de la nostalgia, es una forma de fortalecer la identidad cultural y el sentido de pertenencia entre las nuevas generaciones, explica Mónica Anet Fonseca, mejor conocida como Moka Cuentacuentos.
"Es muy importante inculcar las tradiciones a los jóvenes. En el ámbito cultural se está trabajando mucho con los adolescentes, sobre todo porque se confunde la tradición del Día de Muertos con el Halloween, que viene más de la mercadotecnia", explicó Fonseca.
Desde la pandemia, asegura, ha notado un renovado interés por parte de los jóvenes en esta celebración. "Ellos se entusiasman mucho con el Día de Muertos, y eso nos impulsa a seguir promoviendo estas costumbres que honran a nuestros antepasados, tal como lo hacían los antiguos mexicas".
Fonseca recordó una conversación con el maestro Antonio Álvarez sobre los orígenes de esta festividad, que se remontan a civilizaciones como la griega y la egipcia. Sin embargo, enfatiza que el carácter distintivamente mexicano proviene de las prácticas mexicas, donde la muerte era honrada como parte natural de la existencia.
"Esta tradición une a las familias y fomenta valores como el respeto hacia quienes ya no están. Hemos platicado con jóvenes de secundaria y ellos se sienten muy orgullosos de participar. Ayudan a colocar las ofrendas, a llevar flores al panteón, y eso los conecta con su familia y su historia".
¿Altar u ofrenda?
Moka también aclaró la diferencia entre los términos altar y ofrenda. "El altar es algo más religioso, mientras que la ofrenda es el acto cultural y familiar de recordar a nuestros difuntos. Cada elemento tiene su significado, y cada día se honra a diferentes seres queridos", señaló.
Además, recomendó algunas lecturas para seguir fortaleciendo el conocimiento sobre esta tradición como son: El regalo de la abuelita, de María Río Domínguez, un cuento infantil que explica el sentido de los elementos del altar.
Así como El Día de Muertos, de Ivar Dar Col, que aborda el significado y la historia de la festividad y Los muertos andan en bici, de Christel Guczka, una historia sobre la conexión entre la vida y la muerte a través de un niño y su abuelo difunto.
Para concluir afirma que, "cada historia, cada ofrenda y cada flor nos recuerdan quiénes somos. Por eso debemos seguir trabajando para que las nuevas generaciones vivan y comprendan esta tradición tan nuestra".