“Mis recuerdos de infancia están plagados de historias relacionadas con escenas de accidentes, incendios de casas, muertes de amigos y familiares por quemaduras ocasionadas como resultado de la elaboración y consumo de material pirotécnico en el municipio de Tultepec, localizado al norte de la Ciudad de México y del cual soy originario.
“Una imagen que tengo profundamente grabada es la de una tía muerta por la explosión de un barril (artefacto donde se mezclan, de forma manual, sustancias químicas para la elaboración de la pólvora). Cuenta mi madre que fragmentos de su cuerpo fueron recogidos en techos y patios de los vecinos para poder realizar su funeral”.
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Lo anterior es expresado en la serie Todos Santos, de Ángel Solano, pintor de 34 años de edad, egresado de La Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, La Esmeralda, con exposiciones en el Instituto Cultural de México, en París, en Venecia por parte de la Fundación Benetton y en México los museos Rufino Tamayo y el Taller Luis Nishizawa.
“Mi preocupación artística ha sido hablar del sufrimiento humano a partir de tocar temas como la enfermedad o la muerte, donde se plasma mi deseo de entender y mi formación como tanatólogo”, dice Solano. [OBJECT]
El artista revela que toda su vida ha estado en contacto con estas experiencias, no sólo spor su familia directa, sino por amigos y conocidos; recuerda que en 1998 una de sus compañeras de secundaria falleció junto con su hermana mayor y sus dos padres, de esa familia sólo sobrevivió el hijo más pequeño.
“También en 1998 hubo una muy fuerte en la zona urbana que tiro varias manzanas, fue muy trágica y a partir de ese suceso es como se elaboran las zonas permitidas para la elaboración de material pirotécnico.
“Estar en permanente contacto con todo esto, me pone en una situación de comprometerme con mi trabajo porque considero que es muy importante seguir hablando de la muerte, sobre todo en esta sociedad contemporánea en que tiene muchos significados”.
La serie, parte del Programa Jóvenes Creadores del FONCA 2015-2016, se originó en 2015. Es una reflexión de la relación entre lo festivo y la muerte, que aparece en El laberinto de la soledad de Octavio Paz.
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Esta serie pictórica, se basa en la tradición popular de pintura de exvotos y muestra escenas de accidentes-incendios mezcladas con fiestas pagano-religiosas que parten del acercamiento a 25 historias-recuerdo de familias involucradas en la elaboración de fuegos de artificio, así como de personas que perdieron a seres queridos o sufrieron accidentes relacionados con esta actividad.
“Entrevisté a 3 personas de la familia Valdés Solano, entre ellos al joven que tuvo el accidente en una explosión anterior. El punto crucial, donde entiendes que es importante seguir haciendo arte, es cuando la madre me narraba que tenía la fe y la esperanza a pesar que médicos dijeron que ya no había posibilidades porque tenía los órganos mal. Al final se recuperó y sigue vivo".
Solano, quien el 20 de diciembre estaba cerca del mercado San Pablito cuando, continuará su serie a partir de esta nueva tragedia. Por lo pronto, sus 25 piezas serán expuestas desde el 6 de febrero en La Universidad de Niza Sophia Antipolis y participará en el coloquio Hispanos y más allá: la muerte como una fiesta de carnaval y otras expresiones.
“La obra cumplirá su objetivo cuando pueda ser expuesta en mi municipio. Hay reacciones en contrario, pero el presidente municipal ha mostrado interés”, dice.
ASS