Alan Rodríguez es padre de un niño. Todas los días inicia su jornada laboral a las 2:00 de la madrugada en la Central de Abasto de Pachuca en donde tiene un local dedicado a la venta de papas y tras su arduo trabajo, que termina después de las 16:00 horas, le dedica tiempo a Jean Patricio, su hijo.
Asegura que, en los 12 años de trabajar dentro de esos horarios, ya no le cuesta levantarse porque sabe que cada día trabajado es una oportunidad que le da a su hijo de no tener las carencias que él tuvo de niño, y asegura que los hombres que abandonan a sus hijos no debieron ser padres, ya que ser responsables es la parte fundamental de la crianza.
“Los hombres que abandonan a sus hijos y no dan pensión, no se les debería llamar padres, no debieron serlo y sería mejor que se hicieran la vasectomía.Ser padre no solo es traerlos al mundo, es darles lo mejor que uno tiene para que puedan desarrollarse y crecer”, señala Alan.
Su hijo Jean Patricio lo agarra de la mano mientras escucha atento a su padre, quien revela que él tuvo carencias en su infancia y solo trabaja para que Jean no padezca la misma situación, “y lucho todos los días para que no les falte nada ya que siempre he creído que lo que a uno le dieron de chico debe uno de regresarlo multiplicado a sus hijos”, señala.
A Jean se le abren los ojos y enseña una sonrisa cuando su papá revela que el momento más feliz de su vida es cuando él nació, “fue la sensación más bella y única”, expresa Alan, quien señala que para él no ha sido complicado ser padre, “porque todos los días me enseña algo mi hijo, es mi mejor maestro”, dice.
Señala que “para ser padre no hay manual”, pero indica que todos los días se esfuerza para darle lo mejor a su hijo, y también para ser mejor ser humano, “porque eso nos enseñan los hijos, en mi caso, siempre aprendo del mío”, dice.
Alan aprieta suavemente la mano de Jean, quien le sonríe y platica “con mi papá siempre juego a la pelota y a los cochecitos, me gusta estar con él y de grande quiero ser como mi papá”.