Cristian Monterrosas Navarro está de nuevo en casa. Su familia finalmente tuvo noticias de él y tras casi un mes de angustia ya se encuentra con los suyos, casi como un regalo de 10 de mayo. Por desgracia no regresó como se fue, pues ahora está muerto.
El joven era originario de la localidad de Cuesta Blanca, en el municipio de Palmar de Bravo, donde el pasado 5 de mayo fue localizada una fosa clandestina con restos óseos en un paraje conocido como Rancho La Trinidad.
El hallazgo fue realizado por los propios familiares de Cristian, que el 10 de abril fue reportado como desaparecido tras dejar su vivienda para irse a una fiesta acompañado de sujetos que decían ser sus amigos.
Se subió a la batea de una camioneta de color negro con rumbo a Palmarito Tochapan, donde en 2017 hubo un enfrentamiento entre huachicoleros que dejó diez personas muertas, cuatro militares y seis civiles.
Aquella tarde en la que Cristian iba con sudadera café, pantalón de mezclilla y tenis blancos fue la última vez que se le vio con vida. Tenía cuatro tatuajes en el cuerpo, uno de ellos eran dos cruces para protegerlo.
Pasó casi un mes hasta que fue localizado. Mientras la capital celebraba la Batalla de Puebla, al mismo tiempo, a 75 kilómetros de distancia, un cráneo y un brazo eran descubiertos al fondo de la tierra por la familia del joven de 26 años.
Madres buscadoras del colectivo 'La Voz de los Desaparecidos' fueron las primeras en llegar al sitio y, horas más tarde, personal de la Guardia Nacional, la Comisión de Búsqueda de Personas y la Fiscalía General del Estado.
Las diligencias concluyeron el 7 de mayo y los estudios forenses arrojaron que la víctima era el propio Cristian Monterrosas Navarro, cuyos restos fueron entregados a sus familiares, que lo velaron en casa el 9 de mayo, en vísperas del Día de las Madres.

EHR