El volkswagen sedán o “vocho” como se le conoce, dejó de fabricarse en nuestro país desde el 2003 y aún así, más de 20 años después, se resiste a dejar de circular principalmente en el barrio de Cuautepec, en la alcaldía Gustavo A. Madero (GAM), lugar que incluso se conoce como “Vocholandia”.

Entre los años 70’s, 80’s y 90’s, los taxis por excelencia en la Ciudad de México eran los “escarabajos” como también suelen llamarse; con su característico color amarillo que después pasó a verde, con sus taxímetros, su “marimba” o “portamonedas”, su lazo, listón o cadena para poder cerrar la puerta sin estirarse y sin el asiento delantero, para que fuera más accesible para el pasajero, ahora en Cuautepec, parece que el tiempo se hubiera detenido, pues ahí todavía se utilizan para subir las pendientes que son muy pronunciadas.

Taxista con 20 años en la zona:

En Cuautepec existen varias bases de taxis, donde el principal vehículo que se utiliza son los “vochos” y es que con un buen mantenimiento, este tipo de unidades te puedan durar hasta 30 años: son fáciles de mantener y reparar por su diseño, así como la disponibilidad que hay de las refacciones.
“Tengo 14 vochos, este es el de la chamba y los otros pues son para salir en familia. Ya conozco todo lo del vocho, es fácil de mover las piezas, de armarlo, de desarmarlo, le puedo bajar motor de volada, la caja” refirió Armando Flores quien es coleccionista de Volkswagen sedan y trabaja como taxista en la base del Paraue Madero.

Los diferentes sitios tienen también varias cuotas que son muy económicas al tratarse de un transporte comunitario y que no recorre grandes distancias, ya que su principal propósito es subir las calles empinadas.
“Hay bases que cobran más o un poquito caro, aquí en el Parque Madero el viaje más corto cuesta 25 pesos, con un máximo de 3 pasajeros, y el más caro hasta 70 pesos o 100 pesos, depende que tan arriba vaya, he ido a Lomas, San Martín, La Brecha, El Carmen, El Arbolillo y casi casi hasta las antenas” mencionó Jorge Martínez, quien tiene 8 años dedicándose a circular por las estrechas y angostas calles de Cuautepec, añadió que al día hace “unas 30 o 40 vueltas, trabajando casi casi de domingo a domingo, depende cuantas ganas tenga uno de trabajar”.
Como en muchos transportes públicos, para viajar con personalidad, no pueden faltar los que están “tuneados”; colores llamativos, brillantes, mates o con faros de calavera como los que tiene Armando Flores:
“Me gustan mucho y prenden de varios colores, es para que llame más la atención, también le puse LED, el vochito esta casi como nuevo, lo mandé a ajustar el motor caja, suspensión” indicó.
Otros coches tienen dados, alfombras en el tablero, banderas en las puertas o peluches, como el vocho de Susana quien tiene todo su vehículo con muchos patitos de los que están de moda y ponen en la cabeza, además, es una de las pocas mujeres que brinda este servicio.
“Se lo puse por los niños que se suben del kinder, por los bebés, luego se los ando regalando, se los llevan” también reconoce que ha sido difícil trabajar en un empleo que históricamente había sido dominado por hombres “somos cinco damas trabajando los vochos, y luego algunos jóvenes son muy groseros, ahí andamos, ahora sí que luchando por la comida, por sobrevivir”.

Este tipo de oficio tiene la posibilidad de brindar un ingreso a aquellas personas que no les dan la oportunidad de un empleo, como a Claudio García, quien lamentablemente tuvo un accidente a los 19 años de edad y perdió ambos brazos, pero ahora, a sus más de 50 años, su Volkswagen le permite sacar adelante a su familia.
“Después del accidente pensé que nunca iba a hacer nada, pero gracias a Dios sí, sigo dando batalla también, como mi vocho” ironizó.

El servicio de taxis de los Volkswagen han permanecido más de 30 años en Cuautepec y aunque quienes manejan este tipo de vehículos aseguran que las refacciones se han ido encareciendo, aún falta mucho para que el último vocho deje de transitar por las inclinadas pendientes del barrio.
CHZ