Tiene dos tatuajes en su cuerpo, la imagen de un "San Judas" a color y el apellido "Treviño" en la muñeca del brazo derecho; cejas pobladas, delgado, labios gruesos, boca larga, ojos chicos café oscuros, 1.85 metros de altura...
Cada seña particular solo una madre las recordaría a la perfección, y es el caso de doña Gregoria Ochoa Morena, que las imprimió cada una de ellas en una pancarta acompañando el rostro de su hijo Edgar Alberto Treviño Ochoa, de 29 años, quien desapareció el 21 de mayo de 2018 presuntamente a manos de elementos de la Marina en Nuevo Laredo.
El cartel con el título "Regresando una esperanza a casa", luce pegado en el ventanal de la fachada de la Fiscalía General de Justicia del Estado junto a un tapiz de otra decena puesta en el piso y las paredes, tras una marcha pacífica de familiares de varios estados realizada este Día de las Madres en Monterrey.
Con el corazón roto y un nudo en la garganta, pero sin derrumbarse, la madre de 53 años, originaria de Nuevo Laredo, sigue sin hallar a su hijo ante la presunta negligencia de las autoridades.
"Con su pastelito bien humilde venía y me lo regalaba, porque así es, bien humilde, hay personas realmente malas que no les hace nada (...) él dejó dos hijos, uno de 7 años y otro de 7 meses, era oficio carpintero, pero cuando lo desaparecieron no tenía trabajo", relata doña Gregoria.
A un año de ese triste episodio, la mamá dice que jamás perderá la fe e incluye el 911 de emergencias por si alguien lo ha visto, y abrió las cuentas de Twitter @charly0224 y @24charly02 y la de Facebook denominada Charly Cuoc.
"Nos criminalizan"
El peculiar caso de Yessica Molina, esposa de José Daniel Trejo García, desparecido el 27 de marzo de 2018, involucra presuntamente al alcalde Enrique Rivas Cuéllar, de Nuevo Laredo, y marinos.
"Fueron encontradas las camionetas clonadas en el C4 (Centro de Comando) de la presidencia municipal, ni siquiera se presentó cuando lo citaron (al alcalde), pero está en curso la investigación y la denuncia contra el alcalde, por utilizar camionetas clonadas de la Marina tripulados por marinos", señala.
Molina relata que su esposo se lo llevaron de su casa hace más del año, y dice que muchos de los casos se efectúan en la vía pública, pero en este caso se perpetró en su casa.
"El caso mío es que irrumpieron en un domicilio, y los demás han sido afuera, entraron quebraron el candado y quebraron las puertas y siguen diciendo que eran clonados que no eran ellos.
"Sacamos fuerzas del amor, no hay más, porque si mi esposo fuera un criminal yo no estuviera luchando por él, no estuviéramos dando la cara porque en Nuevo Laredo se dijo que nos pagaban y nos criminalizan, era más fácil decir ‘Él es un delincuente’, pues, no, no somos delincuentes, nos quisieron asociar con la gente que se manifiesta de manera agresiva cubriendo el rostro", indica Molina.
Por ello, agrega, piden que se haga justicia ya que su esposo existe como los demás que están desaparecidos.
"Porque si no seguimos pidiendo justicia, se va a quedar impune, mi esposo existe y no vamos a permitir que pasen desapercibidos, como es el amor el que nos mueve, mis hijos lo están esperando; vamos a seguir luchando y vamos a ir a donde tengamos que ir", indica la esposa.