No hay entrenamiento que prepare por completo a un policía, para lo que vivieron la mañana del domingo 4 de mayo.
A través del radio, la alerta fue clara, una persona abandonada en un bote de basura.

Pero lo que encontraron fue mucho más crudo, una recién nacida, aún con la placenta, dentro de una bolsa, en el baño de una empresa de carnes al norte de Monterrey.
“Mi central de radio me reporta una persona en abandono en un bote de basura en las instalaciones de sukarne, por lo que nosotros nos aproximamos al lugar.
“Al arribar, nos encontramos con la menor, que se encontraba dentro de un bote de basura en una bolsita.
“Al llegar nos da impotencia de ver cómo hay personas que le pueden hacer eso a una menor recién nacida”, dijo Rosa Isela García, oficial que participó en el operativo.
La coordinación fue inmediata y mientras unos aseguraban el área, otros auxiliaban a la menor junto con los paramédicos.
Pero la imagen de esa pequeña y el sentir al verla envuelta entre plástico y desesperación no se borra fácilmente.
“Se siente tristeza de ver cómo hay personas que son capaces de dejar una criatura indefensa ahí tirada, alguien que no se puede defender ni nada”, agregó Petra de Jesús.
“Se siente raro, una impotencia, yo tengo dos niñas y se siente muy canijo, muy raro, mucha impotencia, cómo la gente puede hacer esa clase de acciones, uno como padre, lo primero que esperas cuando tienes hijos es que estén bien”, dijo Omar Pecina, elemento policíaco.
Hoy, estos tres elementos siguen con la escena en sus mentes, dicen que hay operativos duros, pero pocos tan desgarradores como este.
“Esos hechos no se sacan muy fácilmente, se te quedan grabados, marca mucho y sientes la necesidad de externarlo con alguien.
“Es una acción mala, pero no justifica el actuar, pero hay mucho apoyo de toda índole. Si no vas y no tocas las puertas correctas, cómo ayudarle”, agregó el oficial.
El uniforme los protege, pero no los endurece, los elementos también sienten, se quiebran y salvan vidas.