Para los que viven a un costado de las vías del tren en Pueblo Quieto, las medidas sanitarias interpuesta por el Gobierno de Jalisco, no es tema que pueda cumplirse al 100 por ciento.
Son personas que, a pesar de estar ubicadas en el Centro de Guadalajara, se encuentran en marginación. Tan sólo portar el cubrebocas se convierte en un reto para ellos.
“Mira lo que traigo del cubrebocas, es una manga de la camisa, eso es lo que usé para poder entrar a un coto”, dijo Juan Manuel.
“Pues dicen que los tiren, pero yo los lavo porque no alcanzo. Los lavo con cloro, los exprimo y los saco, ya cuando están muy usados se me desbaratan”, explicó Josefina.
Los espacios de sus hogares son reducidos, en dos cuartos habitan hasta cinco personas. Situación que se complica cuando uno de los integrantes de la familia se contagia, ya que todos viven en el mismo lugar.
“Yo he oído que muchos ya tienen, algunos ya les pegó. Trabajadores de la tienda no han ido qué porque ya les pegó”, comentó Josefina.
En el caso de los adultos, se ven orillados a salir a trabajar y dejar a los menores solos en casa.
Es frecuente ver a los niños estar en grupo y caminando sobre las vías del tren ya que groso de ellos y ellas no estudian o lo dejaron al no contar con lo necesario para la normalidad virtual.
Incluso al no tener mucha actividad o cosas que hacer en su casa optan por salir a pasear al Centro de Guadalajara.
JMH