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Guanajuato se contagia de ataques con drones y una guerra al estilo Michoacán

El uso de drones cargados con explosivos, un método para escenarios bélicos, ahora utilizado contra policías de las fuerzas municipales y estatales.

Guanajuato empieza a contagiarse del estilo de guerra que Michoacán padece desde hace tiempo: el uso de drones cargados con explosivos, un método de ataque reservado hasta hace poco para escenarios bélicos, ahora utilizado contra policías de las fuerzas municipales y estatales.

La mañana del viernes 11 de julio, mientras agentes de la Dirección de Policía de Uriangato se formaban para el pase de lista, la violencia descendió desde el cielo. Un dron, operado por manos criminales, dejó caer un explosivo de bajo poder —así lo calificaron las autoridades— justo en el patio donde los uniformados se encontraban.

No hubo heridos. Pero el mensaje fue claro: en la frontera de Guanajuato con Michoacán, el enemigo ya no llega sólo por tierra.

Fue el segundo ataque con drones contra agentes de seguridad en Guanajuato. En ninguno de los dos se han contado muertos, pero en ambos se ha sembrado el miedo.

El primer caso ocurrió el 2 de junio de 2024, en Celaya. Aquella vez, la agresión se dio durante un operativo intermunicipal, en el camino entre las comunidades de Pozos y Rincón de Centeno, donde colinda con Juventino Rosas.

El uso de drones cargados con explosivos, un método para escenarios bélicos, ahora utilizado contra policías de las fuerzas municipales y estatales.
Secretario de Seguridad, Pablo Huitrón, y alcalde de Celeya, Juan Miguel Ramírez | Especial

En ese momento las fuerzas de seguridad estaban integradas por los llamados "Fedepales" —ex policías federales—, quienes lograron repeler la agresión sin lesionados, pero el precedente quedó marcado: los drones también serían parte de la guerra.

Aunque en Guanajuato sólo se han registrado dos casos de ataques con drones, en Michoacán, el zumbido de estos aparatos no siempre anuncia tecnología ni modernidad: puede ser el prólogo de la muerte.

Desde al menos 2021, los grupos criminales —en especial el Cártel Jalisco Nueva Generación— han adoptado el uso de drones como arma de guerra, cargándolos con explosivos caseros o granadas artesanales que lanzan sobre convoyes, patrullas o incluso viviendas de comunidades enemigas.

Lo que comenzó como una táctica aislada se ha convertido en una forma recurrente de imponer el terror desde el aire, sobre todo en municipios como Tepalcatepec, Aguililla, Coalcomán y Buenavista.

Uno de los episodios más crudos ocurrió en abril de 2023, cuando elementos del Ejército mexicano fueron emboscados en la comunidad de El Bejuco, en Aguililla. Mientras patrullaban a pie entre veredas serranas, un dron lanzó un explosivo que estalló sobre sus cabezas. 

El saldo fue de una decena de soldados heridos, algunos con quemaduras severas. En otro hecho, en octubre de 2022, en Tepalcatepec, un grupo criminal utilizó varios drones de manera simultánea para atacar una base comunitaria, destruyendo techos de lámina y causando lesiones a civiles.

El uso de drones cargados con explosivos, un método para escenarios bélicos, ahora utilizado contra policías de las fuerzas municipales y estatales.
Ataque con dron en Uriangato | Especial

Las fuerzas de seguridad federales han reconocido públicamente la sofisticación creciente de estos ataques. La Secretaría de la Defensa Nacional incluso ha desplegado inhibidores de frecuencia y protocolos especiales de actuación ante el uso de drones.

Tal y como ocurre en Michoacán, donde se hace uso de drones y explosivos para atacar a las Fuerzas Federales y de seguridad que combaten al crimen, ahora se comienza a utilizar estos artefactos para agredir a policías en Guanajuato, donde el uso de explosivos contra fuerzas del orden sí tiene más registros.

Municipios se protegen

Derivado de la alta incidencia de ataques con artefactos explosivos y ante la incursión del crimen organizado en el uso de tecnología como drones para cometer ilícitos, dirigidos principalmente a atacar a policías, el pasado 11 de julio autoridades municipales de Celaya anunciaron la compra de “equipos antidrones”.

Los dispositivos, recién adquiridos, fueron presentados por el secretario celayemse de Seguridad Ciudadana, Pablo Muñoz Huitrón. Él mismo reconoció que no han sido pocos los avistamientos recientes de drones sobrevolando la ciudad.

“Son dos equipos que forman parte de cualquier corporación de seguridad pública en cualquier situación. Les comentaba que más vale tenerlos y no ocuparlos que ocuparlos y no tenerlos. Sin embargo, no es el caso, esto lo tenemos porque sí hemos tenido diversos avistamientos en algunos tipos de situaciones en las que desconocemos la procedencia de ese dron que anda volando. Se tiene que controlar y tener certeza del propietario; donde no se tenga esta certeza, se utilizará este aparato”, explicó.

Explosivos contra corporaciones

La violencia con artefactos explosivos comenzó antes de los drones. La primera detonación ocurrió el 24 de octubre de 2024, apenas catorce días después de que los nuevos alcaldes guanajuatenses tomaran posesión.

El uso de drones cargados con explosivos, un método para escenarios bélicos, ahora utilizado contra policías de las fuerzas municipales y estatales.
Guanajuato se contagia de una guerra estilo Michoacán | Especial

Ese día, de manera casi simultánea, dos coches con explosivos fueron activados en Jerécuaro y Acámbaro. En este último, la explosión ocurrió frente a la sede policial, dejando tres oficiales heridos.

El hecho se registró minutos antes de las 6:00 de la mañana. El estruendo despertó a los vecinos de la zona centro del municipio. El estallido dejó cicatrices en edificios, patrullas y autos particulares.

Minutos más tarde, pero en el municipio de Jerécuaro, células delictivas hicieron estallar una patrulla de la Policía Municipal mediante la explosión de otro artefacto. Aunque este atentado no dejó personas lesionadas, sí se reportaron daños significativos a la infraestructura y vehículos en la zona afectada.

El 30 de octubre de ese mismo año, la Fiscalía estatal anunció la captura de dos hombres presuntamente involucrados en este hecho: José de Jesús "N", alias El Refris, y Francisco Javier "N". Se les vinculó no solo con estos atentados, sino también con otros crímenes en la región Laja-Bajío.

La noche del 24 de mayo de 2024, otro ataque volvió a ensayar la combinación explosivo-fuego. Fue contra las instalaciones de la Guardia Nacional en Celaya. Sujetos en un vehículo se aproximaron al edificio en el Eje Juan Pablo Segundo, lanzaron artefactos y dispararon.

No hubo lesionados, y días después uno de los atacantes fue detenido.

Un mes antes, el 23 de abril, la Comandancia Norte de Celaya también fue blanco. Un explosivo entró al patio, pero no detonó.

Sobre ese ataque, las autoridades aseguraron que fue una represalia por la detención previa de tres integrantes de un grupo delictivo que participaron en el intento de asesinato de un elemento de la policía municipal en el fraccionamiento El Mayorazgo. Éste fue frustrado gracias a la pronta actuación de las autoridades.

El uso de drones cargados con explosivos, un método para escenarios bélicos, ahora utilizado contra policías de las fuerzas municipales y estatales.
Ataque en Acámbaro | Especial

​Pero la escena más brutal ocurrió el 29 de junio de 2023. Aquel día, miembros del Cártel Santa Rosa de Lima intentaron emboscar a la Policía Municipal de Celaya con un coche bomba.

Fue una trampa montada con cuidado: una llamada falsa al 911 reportó un delito en la comunidad de El Sauz de Villaseñor. El objetivo era atraer a los municipales, pero los primeros en llegar fueron elementos de la Guardia Nacional.

Cuando se acercaron al vehículo abandonado, estalló. Cuatro elementos resultaron gravemente heridos. Uno perdió el brazo. Otro murió.

El 4 de julio, la Fiscalía anunció la detención de José Ángel “N”, identificado como uno de los presuntos responsables de dicho atentado.

En la congeladora, la iniciativa para endurecer penas

La violencia no ha pasado desapercibida en el Congreso del estado. En octubre de 2024, diputados del PRI presentaron una propuesta para reformar el artículo 245 del Código Penal de Guanajuato.

El objetivo: tipificar el uso de explosivos como terrorismo, con penas de 15 a 40 años de prisión y multas de hasta mil 200 días.

La iniciativa duerme desde hace nueve meses. Sin embargo, tras el ataque del viernes en Uriangato, la presidenta de la Comisión de Justicia, Eugenia García Oliveros, anunció que se retomará y se buscará llevarla a votación en el pleno la próxima semana.

El uso de drones cargados con explosivos, un método para escenarios bélicos, ahora utilizado contra policías de las fuerzas municipales y estatales.
Ataque con coche bomba en Jerécuaro | Especial

​El ataque más reciente fue captado por las cámaras del C5i, el centro de inteligencia estatal. En las imágenes se puede ver que el explosivo de bajo poder es dejado caer e impacta en el patio, muy cerca de donde se encuentran al menos seis uniformados, que al escuchar la detonación corren hacia el interior del edificio para resguardarse.

De acuerdo con un conteo realizado por MILENIO, éste es el sexto ataque en dos años (de junio de 2023 a julio de 2025) donde se utilizan artefactos explosivos en contra de elementos y corporaciones de seguridad.

Los drones, el fuego y el miedo… ya también sobrevuelan Guanajuato.

AGABE

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Wendoline Adame
  • Wendoline Adame
  • Licenciada en Ciencia Política y maestra en Dirección de la Comunicación. Escribo sobre Política, Gobierno y Sociedad.
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