En la calle de Torno número 173, en la colonia Artes Gráficas y a unos metros del mercado de Jamaica, una carnicería se convierte cada año en una cocina de la que salen, uno tras otro, platillos preparados para la cena de Navidad.
Se trata de la carnicería Doña Rosa, que un día, casi por azar, comenzó un negocio de fin de año que se ha vuelto muy exitoso. Al establecimiento llegan todos los que han hecho sus pedidos con tiempo, pero también los que buscan algo para cenar a última hora.
“El 24 es la locura, porque viene mucha gente; entre que no le dio tiempo o dice ‘a ver qué encontramos’; entonces es muchísima, la verdad es incontable. Por lo general, a la una de la tarde ya se acabó todo, es muy raro que quede de lomo y hacemos paquetitos con lo que resta.
“Aun así, llega la gente a preguntar ‘¿qué alcancé?’ ‘No, pues esta charolita’, ‘¡Pues échamela!’”, dijo José Manuel Castillo, nieto de doña Rosa y bisnieto de la señora Esther, quien inauguró el local.
El joven recuerda que un día, hace más de 40 años, su familia estaba preparando una pierna para ellos mismos en la carnicería y una persona la vio y dijo ‘¿no me la vende?’.
“La vendíamos y preparamos otra. Llegó alguien más ‘¿no me vende una así?’ Y para el año siguiente dijimos ‘vamos a preparar, a ver qué tal’. Y la gente empezaba a regresar. Luego empezamos a hornear y luego, empezamos a preparar bacalao y romeritos para vender. En lo que esperaba, hacíamos tortas para que se les hiciera la espera más amena y ya empezaban a buscar el producto”, comentó.
Desde entonces, José y su familia empezaron a hacer bacalao, romeritos y una variedad de productos para cenar en Navidad.
“La gente decía ‘tengo que acompañar mi pierna’, ‘Mi lomo, ¿con qué lo acompaño?’ y ya les vendíamos la ensalada de manzana, puré de papa, papa cambray, postres, de todo tenemos ya”, señaló.
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Hoy en día, en las carnes Doña Rosa venden más de 30 platillos, desde bacalao, romeritos, pierna, lomo, pavos, hasta lasagnas y ravioles, que acompañan con salsas dulces, picosas y saladas.
“Tenemos barbacue, tenemos de ciruela, tenemos de mango habanero, de mango dulce, de frutos rojos dulces, de chipotle, (…) y aparte, todo eso nosotros lo hacemos de la fruta, o sea, no compramos mermeladas, hacemos todo de las frutas, por temporadas”, apunta, emocionado.
Además, para acompañar, venden ensalada de manzana, cinco tipos de espaguetis, postres, pays, pasteles y galletas. Este año, pese a la pandemia, se pudieron observar largas filas desde muy temprano para recoger sus pedidos o para a elegir el tipo de carne, junto con salsa y el acompañamiento que más se les antojara a los comensales.
“Hoy, con la pandemia se ha notado que ha habido más pedidos, pero más pequeños, porque la gente no se va a reunir”, resaltó José Manuel.
Pese a la baja de las ventas, de entre 30 y 40 por ciento a causa de la emergencia por covid-19, el ajetreo en la cocina no para.
Estos días, más de 40 personas, entre amigos, primos, tíos, hermanos y otros familiares de José Manuel, preparan, sazonan, hornean y adornan cada pedido que les llega, pues la temporada aún no termina.
“Para el 24 y el 31 empezamos pedidos desde el 1 de diciembre y cerramos para el 24, el día 20, y para el 31, el día 28”, sostuvo.
lp
