El Día de Muertos es una fecha en la que los mexicanos acostumbran visitar a sus difuntos en los panteones o hacer honor con la instalación de un altar lleno de ofrendas, pero también existe otra forma peculiar, el crear calaveritas literarias.
Se trata de escritos compuestos por versos rítmicos con crítica social y política, por lo que a continuación te presentamos a los personajes de la política en Coahuila y Durango de este 2025.
Rumbo al camposanto de Durango y de Coahuila son los pobres funcionarios que ya los busca la Catrina aunque no haya pa’ rosarios.
Manolo Jiménez
Por las calles de Saltillo La Catrina apareció,
buscaba a Manolo Jiménez que con la agenda se enredó.
“Aquí dicen que es seguro y eso vengo a comprobar,
solo espero a este edil estatal poderlo encontrar”.
El gobernador nada quieto, ya andaba en La Laguna,
llevando el programa Mejora de sol a luna,
entregando muchas patrullas y no solo una,
en tierra de los Guerreros desde la cuna.
La sombrerona decía que Coahuila estaba mejor,
Porque del otro lado del Nazas, si estaba cab...,
Pero nadita dejaba aquella a la imaginación
Y al gobernador elegante lo dejaba de un bajón.
“Mejor ahí te quedas en esa tierra,
donde todos a su sueño se aferran,
yo me voy por los muertitos que encierran,
que aquí nomas ni trabajar dejan”
	Esteban Villegas
A Durango la huesuda llegó sin invitación,
buscando a Esteban Villegas con gran determinación,
“gobernador de tan valiente y bonita región,
te vengo a dar descanso después de tanta administración”.
El edil a la voz le contestó: “no tengo prisa,
que aún faltan obras mi querida calaquita,
que yo mismo inaugure con mucha risa,
y de aquí no me quitas como dice la chaviza”.
La huesuda, suda y le afirma: “ Ya lo decidí,
cuando viene Sheinbaum hay mucho frenesí,
yo se que te sientes mucho del PRI,
pero en una de esas a Morena te vas a ir”.
Enojado y ofendido Villegas se sintió,
del sombrero que traía hasta fuego sacó,
de repente aquello todo se nubló
la muerte lo llevaba ya para el panteón.
	Betzabé Martínez
Por las calles de Gómez andaba la flaca traviesa,
buscando a Betzabé y que aquella se le atraviesa,
pa’l panteón quería jalara y dejarle una flor,
pero la alcaldesa supo defenderse con honor.
“Con tanto revoltijo no he perdido el encanto,
y aunque quieras tu asustarme yo no me espanto”,
la muerte le rezó: “Tienes mucho por atender,
porque aquí ya casi nadie se quiere aparecer”.
Martínez Arango se puso bien decidida,
afirmando que el cambio no se hace en un día.
Y a la flaca como votante la dejó convencida,
por lo que no tuvo de otra que dejarla con vida.
	Miguel Mery Ayup
En los juzgados la flaca llegó con precaución,
buscando a Miguel Mery, juez de firme decisión,
"vengo a dictar sentencia, sin apelación ni ley,
porque al final del camino, todos pagan, ¡ya lo sé!"
Miguel la vio tranquilo, con toga y con compostura,
"calaca, no me intimidas, yo imparto con mesura.
Si vienes por justicia, aquí te puedo ayudar,
pero si es por mi alma, tendrás que litigar."
La muerte rió gustosa: "¡Qué abogado tan soez!
ni tembló ante mi presencia, ni perdió su interés.
Mas te dejo mi tarjeta, por si un día hay apelación,
que en el panteón también
tengo mi propia jurisdicción".
Y dicen en Torreón, entre risas y respeto,
que ni la flaca se atreve a alterar su decreto.
porque Mery, con su juicio, firme y bien estructurado,
hasta a la muerte le dicta: "Tu caso... queda archivado".
	Luis Fernando Salazar
En Torreón la muerte llegó,
buscando al que más soñó,
y halló a Luis Fernando Salazar,
que en Morena quería brillar.
"¡Ay, flaquita!” dijo el senador,
"yo voy con el cambio, con gran fervor,
ser alcalde es mi destino.
por Morena y por el camino divino".
La huesuda soltó la risa,
y le dijo con mucha prisa:
"mijo, en Torreón hay calor,
pero más en mi panteón de honor".
Prometerás calles, agua y razón,
pero la muerte tiene su plan, campeón;
si no ganas con Morena al fin,
te reservo hueso ¡en mi gabinete de festín!
La Catrina quedó pensativa,
con su urna algo furtiva:
"tal vez te deje competir,
pero si haces campaña aquí te voy a seguir".
	Susy Torrecillas
Por las calles de Lerdo la Muerte paseaba,
con su rebozo negro y su risa pausada.
Buscaba a Susy, la alcaldesa famosa,
que en cada barrio dejaba una rosa.
"¿Dónde está Susy?", gritó la huesuda,
"dicen que es lista, amable y astuta.
Vengo a llevarla, pues ya le toca,
mas dicen que corre y nunca se afloja".
En la plaza la halló, con sombrero y sonrisa,
entre flores del campo y dulce brisa.
"Espérame tantito”, dijo la alcaldesa,
"ando arreglando un parque y una pieza".
La flaca cansada soltó su guadaña,
y en una banca probó una castaña.
"Si en Lerdo trabajan con tanto empeño,
mejor me quedo, ¡qué pueblo tan dueño!”
Y así la Muerte, rendida y contenta,
dejó a Susy viva y muy atenta.
Dicen que aún ronda, con paso ligero,
pero ya la respeta... ¡por su amor lagunero!
	Verónica Martínez
La Huesuda llegó con fervor al Congreso,
buscando a la de Coahuila con gran clamor, dijo:
"¡Diputada Verónica, sin regreso!
ya se te acabó el tiempo, adiós al calor".
La vio la Muerte con una queja,
sobre los apagones y el gran bochorno;
"traes años pidiendo, ¡qué pereza!,
que baje la luz en todo el contorno",
La Parca se queja de un alto recibo,
pues a oscuras no quiere ella vivir,
"te llevo al panteón, no hay motivo,
para que el pueblo ya no pueda sufrir"
Verónica le dijo: "Tarifa justa pido,
para La Laguna y todo Coahuila por igual"
La Flaca sonrió, con aire divertido,
"¡aquí se acabaron la reforma y el mal!"
	
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