Daniel Rivera vivía a tan solo cinco minutos del Puente de la Concordia, en Iztapalapa, donde ayer se registró la explosión de una pipa de gas de Grupo Tomza, la cual ya ha cobrado la vida de ocho personas y mantiene 67 hospitalizadas.
Desde su domicilio, el señor escuchó el estruendo y, tras ver por medio de redes sociales lo que estaba ocurriendo, decidió salió a apoyar.
Calle calcinada, parecían zombies: vecino
En entrevista para MILENIO, relató cómo, junto a su familia, contactaron a parientes que trabajan por la zona y, tras confirmar que estaban bien, se dirigió al lugar de los hechos.
“Las escenas eran desgarradoras, la gente iba caminando en la calle totalmente calcinada, parecían zombies y no hallaba para dónde voltear; luego uno se da cuenta que en esas tragedias hay papás, hermanos, jefes de familia o proveedores”, comentó.
Tras esto y con el objetivo de no afectar a los cuerpos de emergencia, ayudó con el traslado de aquellas personas que habían sido alcanzadas por las llamas.
Daniel apoyó a transportar al menos a cuatro personas a hospitales de la zona, quienes tenían quemaduras entre el 40 y 90 por ciento de su cuerpo.
Posteriormente, junto con su hija, se dirigió al Hospital General de Iztapalapa y buscó a los familiares de los afectados para llevarles comida, agua, insumos médicos, e incluso se ofreció a conseguir medicamentos, tanto dentro como fuera del hospital.
“En este caso, ya vi la realidad y me enfoqué en si alguien requería un traslado, si no contaban con el recurso de pagar una ambulancia, si no tenían un medicamento a la mano, lo que hiciera falta”, expresó.
Pese a que Daniel no fue afectado por este incidente, asegura que seguirá acudiendo a los hospitales a brindar comida, insumos, cobijas y todo lo que necesiten las familias afectadas.
Asimismo, Daniel invitó a la gente a sumarse apoyando con la entrega de recursos o donando insumos, poniéndose en contacto con él a través de sus redes sociales (@CompaDannRivera).
“Es la alegría de ayudar, pero también de ver la tristeza que está pasando la gente y claro que llega el momento de frustración, porque los recursos no alcanzan. A veces la ayuda, a pesar de que llega, no es suficiente y no abastecemos para ayudar a toda la gente que requiere, así que son sentimientos encontrados.
"sé que aún existe gente de buen corazón y, como sabemos, en México nos pueden ocurrir muchas tragedias, pero aquí nos vamos a levantar mil y una veces”, precisó.
JCC
